28/08 – 04/09/2022
Construir el futuro con los migrantes y los refugiados
108 Jornada Mundial del migrante y del refugiado
Migración en Honduras
Más de 56.000 hondureños han sido repatriados durante el año 2022, una cifra superior a los retornados en 2020 y 2021 y que pareciera no importarle a los centenares que a diario salen de Honduras en busca de mejores condiciones de vida, señalaron expertos en el tema de migración en Honduras.
La cifra de este año supera la de todo el 2021, que rozó los 53.000, y la de 2020, que sumó 36.588, según datos del Observatorio Consular y Migratorio de Honduras. La experta en temas migratorios Sally Valladares vincula el aumento en la deportación de hondureños al endurecimiento de las políticas migratorias de Estados Unidos.
Para el director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) Honduras, Rolando Sierra, los hondureños «ven la migración como la única alternativa real para el cambio de su situación de vida, ya sea para los que migran por la inseguridad o los que buscan mejorar sus condiciones de vida».
Bajo una lluvia de migrantes que no cesa y empapa hasta los huesos, los perros raquíticos del desempleo y violencia deambulan entre el hambre y la desesperación que a diario palpan miles de hondureños sumidos en la miseria y en la falta de oportunidades. Para esta población las estadísticas de la crisis migratoria que atraviesan los territorios de Centroamérica se perfilan en el cansancio de los rostros demacrados, se alzan en testimonios que tratan de explicar los motivos que los arrastraron hasta el límite de tomar la decisión de salir de su país e ir en busca de mejores oportunidades o de su tan ansiado sueño americano.
«Pero nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia» (2 P 3,13). La justicia es uno de los elementos constitutivos del Reino de Dios. En la búsqueda cotidiana de su voluntad, ésta debe edificarse con paciencia, sacrificio y determinación, para que todos los que tienen hambre y sed de ella sean saciados (cf. Mt 5,6).
La justicia del Reino debe entenderse como la realización del orden divino, de su armonioso designio, según el cual, en Cristo muerto y resucitado, toda la creación vuelve a ser “buena” y la humanidad “muy buena” (cf. Gn 1,1-31). Sin embargo, para que reine esta maravillosa armonía, es necesario acoger la salvación de Cristo, su Evangelio de amor, para que se eliminen las desigualdades y las discriminaciones del mundo presente.
Construir el futuro con los migrantes y los refugiados significa también reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar al proceso de edificación. Me gusta ver este enfoque del fenómeno migratorio en unavisión profética de Isaías, en la que los extranjeros no figuran como invasores y destructores, sino como trabajadores bien dispuestos que reconstruyen las murallas de la Nueva Jerusalén, la Jerusalén abierta a todos los pueblos (cf. Is 60,10-11).
No podemos dejar a las próximas generaciones la responsabilidad de decisiones que es necesario tomar ahora, para que el proyecto de Dios sobre el mundo pueda realizarse y venga su Reino de justicia, de fraternidad y de paz. ¡Construyámoslo hoy! Porque el futuro empieza hoy, y empieza por cada uno de nosotros, oremos o junto con nuestros hermanos y hermanas migrantes y refugiados.
CCJ NOTICIAS