Un día como hoy, en la fiesta de San Mateo Apóstol, el Papa Francisco descubrió su llamado a la vida sacerdotal tras una Confesión antes de ir a una fiesta popular: «Alguien me esperaba, me estaba esperando desde hacía tiempo», explicó el Santo Padre.
Los detalles de este episodio los contó él mismo en la Vigilia de Pentecostés del año 2013, ante representantes de diversos movimientos y asociaciones eclesiales, quienes establecieron un diálogo directo con el Sucesor de Pedro. Entre ellos, una joven le preguntó: «¿Cómo alcanzó en su vida la certeza de la fe?».
Francisco compartió que una fecha «muy importante» en su vida fue el 21 de septiembre de 1953. Era el día del estudiante en Argentina, que coincide con el día de la primavera, y que se celebra con una gran fiesta.
«Antes de ir a la fiesta pasé por la parroquia a la que asistía, y encontré a un sacerdote al que no conocía y sentí la necesidad de confesarme. Esta fue para mí una experiencia de encuentro: encontré a alguien que me esperaba».
«No sé qué pasó, no lo recuerdo, no sé por qué estaba aquel sacerdote allí, a quien no conocía, por qué había sentido ese deseo de confesarme, pero la verdad es que Alguien me esperaba. Me estaba esperando desde hacía tiempo. Después de la Confesión sentí que algo había cambiado”.
“Yo no era él mismo. Había oído justamente como una voz, una llamada: estaba convencido de que tenía que ser sacerdote. Y esta experiencia en la fe es importante», contó el Santo Padre.