Con el aumento del hambre y la persistencia de la malnutrición, el logro del hambre cero para el 2030 es dudoso. Lo advierte el último informe de las Naciones Unidas publicado el 13 de julio que resume el estudio mundial más autorizado elaborado conjuntamente por la FAO, el FIDA, el UNICEF, el PMA y la OMS
El número de personas que padecen hambre está aumentando, según los resultados de un estudio anual de las Naciones Unidas. En los últimos cinco años, decenas de millones han engrosado la legión de personas que sufren subalimentación crónica, y los países de todo el mundo siguen enfrentándose a múltiples formas de malnutrición.
En la última edición del estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, publicado hoy, se estima que casi 690 millones de personas pasaban hambre en 2019 (un aumento de 10 millones de personas desde 2018 y de casi 60 millones en cinco años). Los altos costos y la escasa asequibilidad impiden también a miles de millones de personas lograr una alimentación saludable o nutritiva. La cantidad de personas que sufren hambre es mayor en Asia, pero está creciendo con más rapidez en África. Según las previsiones del informe, la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) podría provocar, a finales de 2020, un aumento de 130 millones en el número de personas afectadas por el hambre crónica en todo el mundo (es posible que con el recrudecimiento del hambre aguda en el contexto de la pandemia esta cifra aumente aún más en ocasiones).
El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo es el estudio mundial más autorizado en relación con el seguimiento de los progresos realizados hacia la erradicación del hambre y la malnutrición. Es elaborado conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).