Hace 80 años el Papa Pio XII escribió la Carta Apostólica “Nosti profecto” dirigida a la Compañía de Jesús en la que elogió los Ejercicios Espirituales y animó a los jesuitas a seguir promoviendo “obras de caridad, religión y piedad”.
El Pontífice dirigió la misiva al entonces prepósito general de la Compañía de Jesús, Wlodimiro Ledóchowski, el 6 de julio 1940, con ocasión del cuarto centenario de la bula “Regimini militantes ecclesiae” que dio inicio a esta Congregación religiosa.
En la carta, el Papa Pío XII destacó que desde 1540 los seguidores de San Ignacio de Loyola “lucharon con un espíritu inquebrantable contra el surgimiento de cada nuevo error, brindaron ayuda efectiva a la Iglesia en el surgimiento de cada necesidad y produjeron todo tipo de frutos saludables”.
En esta línea, el Santo Padre señaló la importancia de los Ejercicios Espirituales y alabó la ascética ignaciana en particular en la “dirección y formación de las consciencias”, por lo que exhortó a los jesuitas a hacer lo posible para que puedan participar también el clero y los laicos de cualquier clase.
Además, el Papa Pío XII indicó que la Compañía de Jesús desde el principio se ha dedicado “con todas sus fuerzas a la defensa de la integridad de la fe católica contra todos los sofismas y todos los errores, al reclamo de los sagrados derechos de la Santa Iglesia y del Romano Pontífice, y a la propagación de la religión cristiana en todo el mundo a través de la obra apostólica de los sembradores de la palabra divina”.
En este sentido, el Santo Padre ensalzó las obras que han realizado en diferentes campos y “los innumerables institutos que han abierto al estudio de las letras y las ciencias, donde la juventud, como la cera blanda, es formada y cultivada en doctrina y en virtud, lo que, si bien representa el ideal de la vida cristiana, ofrece las más bellas esperanzas para el futuro”.
Por ello, Pío XII los animó a continuar a promover “estas santas iniciativas y a convencerse que nunca las cuidarán tanto que no se debe tener mayor cuidado” y que no se cansen “de promover siempre las otras obras de caridad, religión y piedad”.