La presidencia de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) solicitó a los obispos italianos “trabajar juntos para establecer las condiciones a la apertura de nuevas formas de presencia eclesial” para involucrar más a los padres, jóvenes y adultos.
En la misiva publicada el 23 de julio, la presidencia del episcopado italiano informó que la reanudación de las actividades pastorales deberá ser “necesariamente gradual y aún estarán limitadas por las medidas de protección de la salud pública” que serán evaluadas por regiones.
Además, los obispos italianos renovaron su “agradecimiento a los sacerdotes y catequistas por la disponibilidad generosa y creativa con la que, incluso en estos meses difíciles, han podido mantener contacto con personas, especialmente niños y sus familias, haciendo un uso extensivo de los medios digitales”.
Sin embargo, la presidencia de la CEI destacó la urgencia de “planificar, con las debidas precauciones, un camino comunitario que fomente una mayor participación de padres, jóvenes y adultos, y la participación en la Eucaristía dominical”.
Actualmente, en Italia es posible celebrar los sacramentos, pero se realizan en pequeños grupos para respetar las medidas sanitarias, por ejemplo, en el caso de la Confirmación, Bautismo y Unción de los enfermos, la unción del óleo se realiza con un algodón, que es diferente para cada persona.
El texto recuerda que el Ministerio del Interior italiano indicará cuándo será posible aumentar el número de personas que pueden asistir a las liturgias, así como también la reanudación de los coros. Mientras que permiten que los familiares puedan sentarse en la misma banca.
Por último, sobre las actividades pastorales con los jóvenes, la carta a los obispos advierte que el tiempo actual “con sus dificultades y con sus oportunidades nos pide no restringir los horizontes de nuestro discernimiento y de nuestro compromiso simplemente con protocolos y soluciones prácticas” sino que requiere “un nuevo encuentro con el Evangelio, en particular con el anuncio del kerygma, corazón de la experiencia creyente”.
En este sentido, la próxima Asamblea general y Consejo permanente previstos para el próximo noviembre se espera que sean “eventos de gracia, en los cuales confrontar y ayudarnos a identificar las formas de la experiencia de la fe y, por lo tanto, las prioridades sobre las cuales dar forma al rostro de nuestras iglesias en el futuro previsible”.