Doble presencia del Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el Cardenal Angelo Becciu, en la diócesis de Concordia – Pordenone: el 2 de agosto, para la apertura de la Puerta Santa en Bibione, y el 3 de agosto, en Concordia en la catedral para el patrono de la diócesis, San Esteban.
El perdón y la apertura de la Puerta Santa, un acontecimiento de gracia, que este año, tras el dramático período de la emergencia sanitaria, se hace aún más necesario para recuperar la propia interioridad y el equilibrio que nos permite continuar con esperanza y fortaleza en el camino de la vida: fueron palabras del Cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, en la homilía pronunciada ayer en la Iglesia de Santa María Asunta de Bibione, diócesis de Concordia-Pordenone, con motivo de la apertura de la Puerta Santa del Perdón de Bibione.
Indulgencia plenaria y oración
El «Perdón de Bibione», es un evento y al mismo tiempo una experiencia de espiritualidad, que permite gozar de beneficios espirituales para uno mismo y para los seres queridos, llamados «indulgencias». La indulgencia plenaria (que también se obtiene los días 1 y 2 de agosto con el Perdón de Asís) prevé la anulación de las penas temporales por los pecados ya confesados y sacramentalmente perdonados. Con la confesión y el arrepentimiento se recibe la absolución sacramental; la indulgencia anula la pena temporal, debida a los mismos pecados cometidos, es decir, las consecuencias que afectan la esfera del espíritu. Las condiciones para obtener los beneficios de la indulgencia son la confesión sacramental, la comunión eucarística y la recitación de algunas oraciones, según las intenciones del Papa. También se requiere una obra de indulgencia: por ejemplo, una oración específica o una visita a una iglesia en particular.
San Juan Pablo II
El tema del cuarto Perdón se centra en la figura de San Juan Pablo II, 100 años después de su nacimiento, cuyas reliquias pueden ser veneradas en estos días por los fieles de la diócesis. Siguiendo el ejemplo del pontífice y su fuerte vínculo con la misericordia divina, el cardenal destacó el valor de atravesar la puerta santa. “Jesús-dijo- vino a la tierra para dar a conocer a la humanidad la abundancia de la misericordia del Padre y la ofreció a todos inmolándose en la cruz. Es Él -añadió- quien nos protege de los enemigos y del pecado y nos ofrece la salvación, preparando la mesa de su cuerpo y su sangre. En Jesús, Dios se hizo pastor para buscar la oveja perdida que somos; Dios abrió la puerta de su corazón y nos espera en las calles de nuestros días”.
Encontrar el fervor de la fe
Así que «atravesar la Puerta Santa significa querer encontrar al Señor y dar un paso hacia Él». Reconocerse como pecadores y luego seguir el rostro misericordioso de Dios, como hizo San Juan Pablo II. En él, un modelo, según el cardenal, de «celoso mensajero y tenaz testigo de esta divina misericordia», defensor de las familias y de la vida puesta a prueba por los desafíos contemporáneos, y compañero de viaje de los jóvenes.
«Que estos días de su presencia espiritual entre ustedes – concluyó – sean una ocasión propicia para volver al Señor, para redescubrir el fervor de la fe y el entusiasmo misionero que ha caracterizado su vida. Después de pasar por la Puerta Santa, hay que volver a los propios hogares con el corazón más bueno, con el alma más límpida, con una sincera disposición a perdonar, con la decisión de extender siempre la mano para ayudar y secar las lágrimas de los hermanos y hermanas que nos encontramos cada día.
San Esteban y los mártires de la fe
Esta mañana, Fiesta del hallazgo de las reliquias de San Esteban protomártir, principal patrono de la diócesis y titular de la Catedral de Concordia, el Cardenal Angelo Becciu presidió la Misa Pontificia a las 9:30 de la mañana.
En su homilía, releyendo las páginas de la Liturgia, el purpurado invitó a los fieles a mirar a San Esteban y a imitarlo en las actitudes de confianza, perseverancia y bendición. Luego, con el pensamiento se dirigió a uno de los más importantes párrocos de la catedral, el Cardenal Celso Costantini, cuya causa de beatificación está en marcha. El Prefecto quiso subrayar no sólo su fidelidad a Cristo tras los numerosos testimonios de fe, sino también su capacidad de diálogo con los demás y con las diferentes culturas. «Como primer representante del Papa en tierra china -dijo- trabajó para que la misma fe se expresara en el idioma propio de las diversas culturas, trazando así un puente para unir a Oriente y Occidente dentro de la misma familia de naciones».