Por Jesucristo estoy dispuesto a sufrir lo que sea. La Inmaculada está conmigo y Ella me ayuda”, solía decir San Maximiliano Kolbe, sacerdote y miembro de la orden de los frailes menores conventuales, que murió mártir en los campos de concentración nazis al ofrecer su vida a cambio de la de un padre de familia condenado a muerte.
Cercanos a su fiesta, que se celebra cada 14 de agosto, aquí una novena en honor a este gran santo.
Oraciones iniciales
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…
Acto de Contrición:
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración para todos los días
Oh San Maximiliano María, fidelísimo imitador del Pobrecito de Asís, que inflamado del amor de Dios viviste practicando asiduamente las virtudes heroicas y las santas obras de apostolado, dirige tu mirada sobre nosotros tus devotos que confiamos en tu intercesión.
Tú que, aureolado por la luz de la Virgen Inmaculada atrajiste a innumerables almas a la santidad, llevándolas también bajo toda forma de apostolado hacia el triunfo del bien y la dilatación del Reino de Dios, alcánzanos luz y fuerza para obrar el bien y llevar muchas almas al amor de Dios.
Tú que, en perfecta conformidad con el Divino Salvador, llegaste a tan alto grado de caridad hasta ofrecer, en sublime testimonio de amor, tu vida para salvar la de un pobre prisionero, alcánzanos del Señor la gracia de que, animados por el mismo ardor de caridad, podamos también nosotros con la fe y con las obras dar testimonio de Cristo a nuestros hermanos, para llegar contigo a la posesión beatífica de Dios en la luz de la gloria. Amén.
Meditación del primer día: Kolbe, apóstol moderno de María
Pablo VI durante la solemne ceremonia de beatificación del P. Maximiliano, en su homilía dijo:
«Maximiliano Kolbe ha sido un apóstol de la Virgen considerada en su primer esplendor, original y privilegiado, el de su misma presentación en Lourdes: La Inmaculada Concepción, es imposible separar el nombre, la actividad, la misión del Beato Kolbe, de María Inmaculada».
«Conocemos cómo el humilde y sumiso Franciscano con increíble audacia y con extraordinaria mente organizadora, desarrolló la iniciativa y puso a María, contemplada vestida del sol (Apoc. 12, 1), como centro de su espiritualidad, de su apostolado, de su teología. No vacilemos en admirar, en adherirnos a la consigna que el nuevo Beato nos deja en heredad y como ejemplo, como si también nosotros desconfiásemos de semejante entusiasmo mariano, como si las dos corrientes teológicas y espirituales, que hoy prevalecen en el pensar y el vivir cristiano, la cristológica y la eclesiológica, estuviesen en franca rivalidad con la mariológica. No hay rivalidades».
Oración de gozos
– Testigo de amor Rosal en flor oh mártir santo de Cristo el olor. Corona inmortal de Cristo Jesús, palabras en luz del Cristo total.
– Testigo de la sangre Del hermano derramada, Testigo de libertades Testigo del odio cruel en su misión callada, canto y cielo en los labios de un alma fiel, inmolada.
– Testigo del dolor al acercarse la muerte, al guarda dice: ¡detente! verás al cambiar la suerte de este hombre que es padre, reunirse con sus hijos y con ella que es su madre.
– Testigo del cansancio de una vida inmolada, a golpe del Evangelio y al golpe de la espada. Tu vida por otra vida tu amor por otro amor ganancia para el cielo del mártir el galardón.
– Espíritu sublime oh mártir glorioso feliz morador de la inmortal Sión ruega por los que luchan en las batallas recias que alcancen la victoria y eterno galardón.
– Oh mártir glorioso de roja vestidura que brilla con eterno fulgor ante Dios; intercede por el hombre que lucha con tesón a obtener de la gracia el más divino don.
– Palabra del Señor ya rubricada en la vida del mártir, ofrecida como prueba fiel de que la espada no puede ya truncar la fe vivida. Fuente de fe y de luz es su memoria coraje para el justo en la batalla del bien, de la verdad, siempre victoria que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.
Oración final
«Dios, fortaleza de los mártires, que al presbítero y mártir San Maximiliano María Kolbe, encendido en el amor de la Inmaculada Virgen María, lo llenaste de celo por las almas y de amor con el prójimo; por su intercesión concédenos que trabajando con entusiasmo por difundir tu gloria en el servicio de nuestros hermanos, podamos llegar hasta la muerte a asemejarnos a tu Hijo, Jesucristo que vive Contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén».