Durante su visita a África en 2019, el Papa Francisco reveló su devoción a Santa Teresita del Niño Jesús (Santa Teresita de Lisieux) quien aseguró lo acompaña y lo ha acompañado en cada paso de su vida.
“Esta Teresa, ahora, acompaña a un anciano. Y quiero dar testimonio de esto, quiero dar testimonio porque ella me ha acompañado, en cada paso me acompaña. Me ha enseñado a dar los pasos”, confió el Santo Padre durante una predicación espontánea de más de media hora que impartió a casi 100 religiosas de clausura.
Se trató de la visita que el Papa Francisco realizó al Monasterio de clausura de monjas carmelitas en Antananaribo (capital de Madagascar) en el que rezó con casi 100 religiosas contemplativas procedentes de los diferentes monasterios de todo el país quienes, por excepción, salieron de sus claustros para encontrar al Pontífice.
El Santo Padre abrió su corazón a las religiosas para relatarles en forma espontánea su devoción a Santa Teresita del Niño Jesús y las enseñanzas de la santa en su vida.
Santa Teresita es “una amiga fiel, por eso, no he querido hablarles de teorías, he querido hablarles de mi experiencia con una Santa, y decirles qué es capaz de hacer una santa y cuál es el camino para ser santas”, dijo el Papa quien las animó a ir hacia adelante con valentía.
A su llegada, el Pontífice fue recibido por la priora del monasterio, sor María Magdalena de la Anunciación, quien saludó en francés a nombre de todos los presentes para darle la bienvenida al Papa.
El Papa Francisco rezó junto a las religiosas y al finalizar, les entregó la homilía escrita que había preparado para ellas “para que la pudieran leer, meditar tranquilas”, y señaló que quería decirles “algo del corazón” porque para “seguir al Señor se requiere valentía”.
“Es verdad que el trabajo más pesado lo realiza Él, pero si requiere valentía para dejarlo actuar”, afirmó.
Tras contarles la historia de dos monjas, una anciana y una joven, el Pontífice explicó que “esta no es una fábula, es una historia verdadera” y que la joven se llamaba sor Teresa del Niño Jesús y destacó diversas enseñanzas:
1. “La caridad en las pequeñas y en las grandes cosas. El camino de la perfección se encuentra en estos pequeños pasos en el camino de la obediencia”.
2. “La valentía de hacer los pequeños pasos, la valentía de creer que, a través de mi pequeñez, Dios es feliz y cumple la salvación el mundo”.
3. “Si tú quieres cambiar no solo el monasterio, no sólo la vida religiosa, cambiar y salvar con Jesús, salvar el mundo, comienza con estos pequeños actos de amor, de renuncia a ti mismo, que encarcelan a Dios”.
4. “La mundanidad no es una monja de clausura, más bien, es una cabra que va por sus caminos, que lleva afuera de la clausura”.
5. “Cuando te lleguen pensamientos de mundanidad, cierra la puerta y piensa en los pequeños actos de amor: estos salvan el mundo”.
6. “Los diablos ‘educados’ suenan la campana… El tentador no quiere ser descubierto, por eso viene disfrazado de persona noble, educada”.
7. “Este consejo les doy: hablen inmediatamente, hablen a tiempo, cuando hay algo que les quita la tranquilidad, no digo la paz, sino todavía antes, la tranquilidad, después la paz”.
8. “Siempre la transparencia del corazón. Hablando siempre se vence. Es verdad, se necesita reconocer que no todas las prioras son el premio Nobel de la simpatía”.
9. “Para la tentación, para la lucha espiritual, el ejercicio de la caridad no va en jubilación: hasta el final deberás luchar. Hasta el final. También en la obscuridad… En esta lucha -cruel pero bella- cuando es verdadera, no se pierde la paz”.
10. “¡Ojalá todas fueran niñas en el espíritu, ojalá! Con aquella dimensión de infancia el Señor ama tanto”.
Por último, el Papa Francisco destacó que al final de la vida, Santa Teresita se enfermó y “poco a poco, le parecía haber perdido la fe” y subrayó que eso le ocurrió a Santa Teresita quien “en su vida había sabido apartar los diablos educados”.
Por ello, el Papa concluyó que “se requiere la caridad, la oración. La caridad de pedir un consejo a tiempo, de escuchar… Y la oración con el Señor, la oración: ¿Señor, es verdad que esto que estoy sintiendo, esto que me dice la serpiente, es verdad?”.