De Italia a Francia e Irlanda, de los Estados Unidos a Australia, los obispos consideran que la tercera Encíclica es «oportuna», «provocativa» y «para leer». Un documento «poderoso para la renovación moral de la política y la economía».
«Oportuna», «provocadora», absolutamente «para leer»: son las palabras utilizadas por el arzobispo Eamon Martin, arzobispo de Armagh y primado de toda Irlanda, en una nota que comentaba la Encíclica del Papa Francisco «Fratelli tutti», distribuida ayer, 4 de octubre. «Recibo con agrado – escribe el prelado – este oportuno y provocador mensaje del Papa Francisco que nos recuerda con tanta fuerza el mensaje de amor que está en el corazón del Evangelio, un amor que llega a todos nuestros ‘hermanos y hermanas’ que comparten nuestra humanidad común». El Pontífice «escribió esta Encíclica durante una pandemia mundial – añade Monseñor Martin – un momento que nos recuerda no sólo nuestra conexión con el mundo, sino también nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad y la necesidad común de compasión, amor y esperanza que puede aportar la fe en Dios». No sólo: el documento pontificio es una verdadera encíclica social, subraya el Primado de Irlanda, en la que el Papa «hace un llamamiento especial en nombre de la justicia y la misericordia para los huérfanos, los pobres, los forasteros, los migrantes, los refugiados y todos los que están al margen, en la periferia de la vida y de la sociedad».
En esta perspectiva, el Pontífice espera «un mundo abierto motivado por la amistad social y la sincera hospitalidad hacia los demás». Un deseo «particularmente exigente», subrayó el prelado irlandés: «a veces me pregunto qué impacto tiene en nosotros ver a un hombre sin hogar tirado en el suelo, en la calle, o ver en directo, en los medios de comunicación, imágenes de campos de refugiados o de niños hambrientos cubiertos de moscas. ¿Qué tan fácilmente podemos cambiar nuestra mirada, sin cuestionar nuestros valores, nuestro estilo de vida, nuestras actitudes?». La verdadera distancia social, entonces, señala el Arzobispo de Armagh, es «la forma en que la gran mayoría de la gente en el mundo puede seguir adelante con sus vidas aparentemente ignorantes o ‘anestesiadas’ frente al tremendo sufrimiento y las desigualdades de los pobres y los más vulnerables». La solidaridad, en cambio, «nunca tolera ningún ataque a la vida o a la dignidad humana».
También es fuerte -dice el Primado de Irlanda- el mensaje que el Papa Francisco envía a los líderes políticos y a los líderes de la Iglesia «sobre el diálogo, la comprensión mutua y el esfuerzo combinado hacia acciones prácticas para marcar la diferencia en el mundo». De hecho, estamos llamados a tener una «mirada transformada por la caridad», como el buen samaritano, y a mostrar «una opción preferencial por los más necesitados». Esa mirada «es el corazón del auténtico espíritu de la política», destaca el prelado, que luego añade: «Fratelli tutti es una lectura obligatoria para todos» porque «en este momento de pandemia mundial, el Papa Francisco nos llama a amarnos los unos a los otros como Dios nos ama, viviendo la parábola del buen samaritano cada minuto de cada día». «Nuestra civilización no es omnipotente – concluye el prelado – por lo que debemos respetar la dignidad innata del otro con amor y apoyo práctico, para que el género humano pueda progresar».