Con motivo del Día Mundial de la Alimentación y el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, el 16 y 17 de octubre, respectivamente, la ONG denuncia la indiferencia internacional ante la dramática realidad que viven millones de personas afectadas por la pobreza.
“La pobreza multidimensional afecta hoy a 1.300 millones de personas”. Con esta sentencia abre el comunicado de Manos Unidas con motivo de la celebración del Día Mundial de la Alimentación y el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, el 16 y 17 de octubre, respectivamente. Asimismo, la ONG española de inspiración católica recuerda que, a los 690 millones de personas que padecen hambre, se sumarían entre 83 y 132 millones más a raíz de la crisis de la pandemia de Covid-19, tomando como referencia las estimaciones del último informe publicado por FAO.
“Los avances siguen siendo lentos e insuficientes para alcanzar las metas establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para la erradicación del hambre y la pobreza», denuncia la organización sobre la base de datos ofrecidos por Naciones Unidas. “El escenario es alarmante” – agrega la nota- al evidenciar que el hambre en el mundo no ha dejado de aumentar desde 2014.
Se estima que, el año pasado, cerca de 2.000 millones de personas no pudieron acceder regularmente a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes, el 21,3 % (144 millones) de los niños menores de cinco años sufrió retraso del crecimiento y el 6,9 % (47 millones) emaciación o adelgazamiento patológico”, denuncia la organización.
“Desde hace décadas sabemos que el sufrimiento de tantas personas no se debe a la escasez de recursos ni a causas naturales sino a estructuras injustas y relaciones que están basadas en la desigualdad”, constata Fidele Podga, coordinador del departamento de Estudios de Manos Unidas quien asegura que los factores de fondo son muy diversos e interconectados. Entre ellos menciona: la inequidad en el acceso a los bienes, el consumismo de los más ricos, los intercambios comerciales injustos, las consecuencias del cambio climático, el acaparamiento de tierras con fines extractivos y agroindustriales, la especulación con el precio de los alimentos, las guerras y conflictos. “En definitiva – sentencia-, la explotación de unas personas por otras y de unos países por otros”.
La indiferencia “cómoda, fría y globalizada” como refiere el Papa Francisco en su reciente encíclica “Fratelli Tutti” son, según el coordinador de Manos Unidas, parte de las causas del hambre y la pobreza en el mundo. “Esta indiferencia –explica Podga– caracteriza al mundo contemporáneo y nos empuja a ensimismarnos y desentendernos de los demás”. De allí su llamado a transformar nuestros estilos de vida y consumo para que sean una auténtica “vacuna” contra el hambre y la pobreza.
Por último, el coordinador del departamento de Estudios de Manos Unidas, hablando de responsabilidad recuerda que en su última encíclica el Papa Francisco identifica dos tipos de personas: “las que se hacen cargo del dolor y las que pasan de largo”, para luego afirmar que en estos momentos de crisis la opción se vuelve acuciante: “Todo el que no es salteador o todo el que no pasa de largo, o bien está herido o está poniendo sobre sus hombros a algún herido”.
Durante los meses de pandemia y con el objetivo de paliar las necesidades alimentarias y sanitarias de las poblaciones más empobrecidas, Manos Unidas – informa la nota publicada en su portal – ha apoyado a más de 1,2 millones de personas en América Latina, Asia y África, a través de 130 proyectos de emergencia por un importe superior a los 3,2 millones de euros. Asimismo, la ONG ha tenido que reformular más de 180 programas de desarrollo ya en marcha para adaptarlos a las necesidades más acuciantes de las poblaciones con las que trabaja.