El Papa Francisco aprobó los decretos que reconocen el martirio de los Siervos de Dios Leonardo Melki y Thomas Saleh, sacerdotes de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, asesinados por odio a la Fe en Turquía en 1915 y 1917.
El martirio de estos dos Siervos de Dios se enmarca con el genocidio de los armenios, que también registró masacres de cristianos de otros ritos. A finales del siglo XIX, las autoridades del Imperio Otomano habían ordenado la eliminación de armenios y cristianos. La persecución se volvió particularmente violenta después del comienzo de la Primera Guerra Mundial.
En noviembre de 1914 el Gobierno del Imperio Otomano pidió a todas las autoridades que denunciaran los monasterios de los Frailes Menores Capuchinos en la región de Mesopotamia por considerarlos ajenos al Imperio y hostiles al Islam.
Leonardo Melki nació en Baabdath (Líbano) entre finales de septiembre y principios de octubre de 1881.
Ingresó en la Orden de los Frailes Menores Capuchinos en 1895 y fue enviado al Seminario de Santo Stefano cerca de Constantinopla, donde el 2 de julio de 1899 comenzó el año de noviciado. Hizo la profesión religiosa con votos el 2 de julio de 1900 y fue ordenado sacerdote el 7 de diciembre de 1904.
Fue enviado a Mesopotamia, primero a Orfa y luego a Mardine, en donde dirigió la escuela de la misión, se ocupó de la Tercera Orden Franciscana, administró los sacramentos y llevó a cabo el apostolado entre los niños y los jóvenes.
Mientras se encontraba en Mardine, los soldados irrumpieron en el convento el 5 de diciembre de 1914, hasta que el 9 de febrero de 1915 quedó completamente ocupado, dejando solo dos habitaciones para dos religiosos.
El 5 de junio de 1915, el Siervo de Dios fue detenido y el 9 de junio fue torturado. Los verdugos le ofrecieron varias veces salvar su vida si abrazaba la religión islámica. El 11 de junio de 1915, con otros 416 compañeros, fue agregado a un convoy que se dirigía a Diarbékir (Turquía). En aquella ocasión, les preguntaron qué elegían entre la muerte o la conversión al Islam, pero todos permanecieron firmemente en la fe cristiana.
Luego fueron brutalmente masacrados con hachas y golpes de cimitarra, y sus cuerpos fueron despedazados y arrojados en pozos y cuevas.
Thomas Saleh nació en Baabdath (Líbano) probablemente el 3 de mayo de 1879.
Tras conocer el ejemplo de los frailes capuchinos, pidió unirse a la Orden. Primero fue enviado al Seminario de Santo Stefano en Constantinopla, donde hizo el año de noviciado.
Hizo su profesión religiosa con votos el 2 de julio de 1900 y fue ordenado sacerdote el 4 de diciembre de 1904.
Fue destinado a las misiones de Mesopotamia en Mardine donde, junto con el Siervo de Dios Leonardo Melki, se dedicó al apostolado y a la actividad didáctica en la escuela misionera predicando y administrando los sacramentos.
En 1910 fue trasladado a Diarbékir, de donde fue expulsado, debido a la crítica situación política, junto con los demás misioneros, y el 22 de diciembre de 1914 llegó a Orfa.
Entre 1915 y 1916, a pesar de serias limitaciones y peligros, continuó a desempeñar su apostolado misionero y escondió también en el convento a un sacerdote armenio, que fue detenido el 24 de septiembre de 1916.
Según indicó un registro policial, fue encontrado un pequeño revólver en el convento, muy probablemente fue colocado allí por los mismos agentes. Los dos hechos determinaron la condena del Siervo de Dios.
Fue detenido el 4 de enero de 1917, sufrió todo tipo de violencia y maltrato. Fue encerrado en cárceles infectadas, tanto que contrajo tifus. Murió, exhausto por las torturas, el 17 de enero de 1917 en Marache (Turquía).
Según informó la Congregación para las Causas de los Santos, “la eliminación de los dos Siervos de Dios, como las masacres de otros cristianos ocurridas al mismo tiempo en esa región, ha pasado mucho tiempo en silencio, pero la fama de su martirio es actual hasta el día de hoy”.