La Conferencia Episcopal Española (CEE) publicó una nota ante la aprobación en el Congreso de los Diputados de la Ley de eutanasia que está “a punto de culminar” en la que piden a los políticos que “actúen en conciencia” y convocan a una jornada de ayuno y oración para pedir el respeto de la vida humana.
“La tramitación se ha realizado de manera sospechosamente acelerada, en tiempo de pandemia y estado de alarma, sin escucha ni diálogo público”, precisan y denuncian que se trata de un hecho “es especialmente grave, pues instaura una “ruptura moral” y un cambio en los fines del Estado, que pasa de “defender la vida a ser responsable de la muerte infringida”.
También cambia la profesión médica que está “llamada en lo posible a curar o al menos a aliviar, en cualquier caso a consolar, y nunca a provocar intencionadamente la muerte”.
Por eso aseguran que se trata de una propuesta “que hace juego con la visión antropológica y cultural de los sistemas de poder dominantes en el mundo”.
Ante esta situación desde la CEE “urgen” a la promoción de los cuidados paliativos, “que ayudan a vivir la enfermedad grave sin dolor” y al acompañamiento integral, “también espiritual a los enfermos y sus familias”.
“Este cuidado integral alivia el dolor, consuela y ofrece la esperanza que surge de la fe y da sentido a toda la vida humana, incluso en el sufrimiento y la vulnerabilidad”; destacan.
Además recuerdan que la pandemia ha puesto de manifiesto “la fragilidad de la vida y ha suscitado solicitud por los cuidados, al mismo tiempo que indignación por el descarte en la atención a personas mayores”.
E insisten en que “ha crecido la conciencia de que acabar con la vida no puede ser la solución para abordar un problema humano”, por eso destacan que “la muerte provocada no puede ser un atajo que nos permita ahorrar recursos humanos y económicos en los cuidados paliativos y el acompañamiento integral”.
Sino que “frente a la muerte como solución, es preciso invertir en los cuidados y cercanía que todos necesitamos en la etapa final de esta vida. Esta es la verdadera compasión”.
También recuerdan que “la experiencia de los pocos países donde se ha legalizado “nos dice que la eutanasia incita a la muerte a los más débiles” ya que “la persona, que se experimenta como una carga para la familia y un peso social, se siente condicionada a pedir la muerte cuando una ley la presiona en esa dirección”.
“La falta de cuidados paliativos es también una expresión de desigualdad social. Muchas personas mueren sin poder recibir estos cuidados y sólo cuentan con ellos quienes pueden pagarlos”, insisten.
Y por eso piden a quienes tienen responsabilidad en la toma de estas graves decisiones que “actúen en conciencia, según verdad y justicia” y convocan una jornada de ayuno y oración el próximo 16 de diciembre “para pedir al Señor que inspire leyes que respeten y promuevan el cuidado de la vida humana”.
En la nota, recuerdan que la Congregación para la Doctrina de la Fe, con la aprobación expresa del papa Francisco publicó la Carta “Samaritanus bonus” sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida y desde la CEE, se publicó el documento “Sembradores de esperanza. Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vida, ofrece unas pautas clarificadoras sobre la cuestión”.
Y recuerdan las palabras del Papa en las que destaca que “la eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos. La respuesta a la que estamos llamados es no abandonar nunca a los que sufren, no rendirse nunca, sino cuidar y amar para dar esperanza”.