El padre Sergio Moreno, sacerdote de la diócesis de Jerez, España, relee las páginas de la Encíclica del Papa. “En un mundo en el que algunas personas ni siquiera son consideradas como parte de la sociedad, nosotros como hermanos, como hijos de Dios, estamos llamados fomentar una cultura que reconozca la dignidad de todos”.
La fraternidad debe promoverse no sólo con palabras sino con hechos concretos: lo afirma el padre Sergio Moreno, sacerdote de la diócesis de Jerez, España, comentando con Vatican News la Encíclica del Papa Francisco, Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social.
El sacerdote español habla de la “acogida positiva” que ha tenido la tercera Encíclica del Pontífice en su país y, en particular, en su diócesis, donde en las comunidades se reflexiona siempre sobre “todos los puntos de las encíclicas o de los documentos del Papa”. “Esto es lo que hacemos nosotros en nuestra Pastoral, – asegura – tocamos los diversos puntos para que puedan abrir el corazón y la mente a muchos hermanos nuestros”.
“La Encíclica pretende promover una aspiración mundial a la fraternidad y la amistad social y eso es muy importante” afirma también el padre Moreno, recordando que, como hermanos, hijos de un solo creador, “necesitados tomar conciencia de que en un mundo globalizado e interconectado sólo podemos salvarnos juntos”. Citando palabras del Papa Francisco, habla de la importancia de promover una fraternidad a través de una “mejor política” que no esté sujeta a los intereses de las finanzas sino al servicio del bien común, capaz de poner en el centro la dignidad de cada ser humano y asegurar el trabajo a todos, para que cada uno pueda desarrollar sus propias capacidades.Escuche al padre Sergio Moreno
Llamados a cambiar el mundo
En medio de la crisis sanitaria provocada por pandemia, “el desafío es salir mejores y cambiar el mundo” asegura el sacerdote español, evidenciando que estamos “volviendo atrás” porque se han «encendido conflictos anacrónicos que se consideraban superados”. “En varios países – precisa – también hay una idea de unidad del pueblo y de nación penetrada por diversas ideologías, que crea una nueva forma de egoísmo y de pérdida del sentido social, enmascarada bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales”.
Ojalá no nos olvidemos de los ancianos que murieron por falta de respiradores en parte como resultado de sistemas de salud desmantelados año tras año. Ojalá que tanto dolor no sea inútil, que demos un salto hacia una forma nueva de vida y descubramos definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros. Nadie puede quedar excluido, no importa donde haya nacido y menos a causa de los privilegios que otros poseen, porque nacieron en lugares con mayores posibilidades. Los límites y la frontera no pueden impedir que esto se cumpla.
Las sombras que impiden la verdadera hermandad
La reflexión de Sergio Moreno se detiene también en el primer capítulo de «Fratelli tutti», para hablar de la cultura del descarte, asegurando que se trata de un fenómeno generalizado que los católicos deben retar.
“En la cultura del descarte las personas son tratadas como objetos y no como personas. De hecho, a menudo, su valor se mide por el placer que proporcionan a las personas que son percibidas como de ‘mayor poder’. Ciertamente, las personas que fomentan prácticas como el aborto y la eutanasia, – aquí en España sufrimos la ley del aborto y está en proyecto también la eutanasia – participan activamente en la cultura del descarte, la cultura de la muerte”.
La cultura del descarte está vigente en cualquier lugar en que las personas son tratadas como simple materia, como objeto sin dignidad o simplemente son ignoradas por completo.
Finalmente, advierte que en un mundo “en el que algunas personas ni siquiera son consideradas como parte de la sociedad, nosotros todos como hermanos, como hijos de Dios, como discípulos de Jesús, estamos llamados fomentar una cultura que reconozca la dignidad de todos”.