Reducción del impacto ambiental a través de fuentes renovables, objetivo: cero emisiones. El camino recorrido por la Santa Sede en la entrevista, editada por L’Osservatore Romano, con el Director de Infraestructura y Servicios de la Gobernación
El logro de «cero emisiones» en 2050 para el Estado de la Ciudad del Vaticano es una meta al alcance de la mano y no sólo un deseo. Concretamente, la Gobernación está llevando a cabo proyectos e iniciativas destinados a reducir el impacto ambiental, el desperdicio y el gasto de energía, utilizando cada vez más fuentes renovables. El director de la Dirección de Infraestructura y Servicios, el Padre Rafael García de la Serrana Villalobos, habla de ello:
¿Cuáles serán las principales intervenciones que llevará a cabo en vista de este objetivo?
R. -La neutralidad climática será alcanzada por el Estado de la Ciudad del Vaticano en primer lugar mediante el uso de sumideros naturales, como el suelo y los bosques, y la compensación de las emisiones producidas en un sector mediante la reducción de las mismas en otro. Obviamente procedemos invirtiendo en energía renovable, eficiencia energética u otras tecnologías limpias como la movilidad eléctrica. Y promovemos políticas de economía verde, es decir, políticas de economía circular, como la transformación de los residuos orgánicos y la poda de residuos en abono de calidad, y una política de gestión de residuos basada en el concepto de considerar los residuos no como desechos sino como un recurso.
¿Qué sectores se verán particularmente afectados?
Muchos sectores participarán, empezando por la ingeniería energética, con la mejora de los sistemas tecnológicos, es decir, las centrales térmicas y los sistemas de aire acondicionado. En lo que respecta al agua, se ha optimizado el uso de los recursos hídricos, con circuitos cerrados en las fuentes, con la refrigeración de los refrigeradores y con los primeros depósitos de lluvia para el riego. El uso racional de la electricidad también es importante, con las lámparas LED y las importaciones de fuentes renovables. Pero también la reducción de los desechos comunes, mediante la digitalización computarizada de documentos, el uso de coches de servicio eléctricos, distribuidores de agua potable. Sin olvidar el programa de reforestación en zonas pertenecientes al Estado que compensan al máximo las emisiones producidas. Se están estudiando proyectos de valorización de residuos urbanos que permitan su transformación en un recurso, tanto térmico como eléctrico, así como la transformación de residuos hospitalarios en combustible, evitando así su gestión como residuos peligrosos. Se procederá a la sustitución gradual del parque automotor por vehículos eléctricos o híbridos y al mantenimiento periódico del parque de vehículos a fin de reducir el consumo y, en general, el impacto en el medio ambiente mediante operaciones validadas y certificadas de eliminación, recuperación y desguace.
¿Dónde estamos ahora con la reducción de las emisiones? ¿Qué plantas ya han alcanzado el objetivo?
R. – En los últimos años, la Dirección de Infraestructura y Servicios de la Gobernación ha emprendido una serie de iniciativas para el cumplimiento de la normativa y la mejora energética de los sistemas tecnológicos. A partir de la ratificación del Protocolo de Montreal en 2008, con la sustitución gradual -de 2012 a 2020- de las antiguas unidades de refrigeración que utilizaban gases no ecológicos por nuevas unidades que funcionan mejor desde el punto de vista de la eficiencia energética. Pero también con otras iniciativas importantes: la construcción en 2008 de un sistema fotovoltaico en el techo del Aula Pablo VI, la instalación en 2009 de un sistema de refrigeración solar para servir el comedor del centro industrial y, en 2010, de una nueva planta de calefacción urbana con unidades de generación de alta eficiencia y la optimización de los sistemas de producción e intercambio de calor. Entre 2012 y 2020, también se modernizaron las centrales eléctricas y subestaciones térmicas y los sistemas de control de la temperatura conexos, a fin de lograr un mejor rendimiento en términos de eficiencia energética, con una reducción del consumo de gas metano y electricidad y de las emisiones contaminantes a la atmósfera. Los sistemas de aire acondicionado de expansión directa se modernizaron y se sustituyeron por sistemas con un menor impacto ambiental y un menor consumo de energía. También se instalaron sistemas de ventilación con recuperación de calor. El objetivo de importar electricidad producida enteramente a partir de fuentes renovables ya se alcanzó en el año 2019. Y también se ha eliminado la venta de productos plásticos de un solo uso.
¿Qué pasa, en particular, con la protección y el cuidado del medio ambiente natural?
R. -Se ha promovido en el Estado un programa de reforestación que ha llevado a la plantación de 300 árboles de diferentes especies en tres años. Un hito importante para el respeto del medio ambiente es que este año el Estado ha logrado el objetivo de estar libre de plaguicidas. También se ha instalado un nuevo sistema de riego para los Jardines Vaticanos, permitiendo un ahorro de alrededor del 60% de los recursos hídricos. Se ha fomentado la recogida selectiva de residuos urbanos, que ha pasado del 42% en 2016 al 65% en 2020, con el objetivo de llegar al 75% en 2023. Los residuos especiales también se han clasificado en un 99%, lo que permite que el 90% de los residuos se envíen para su recuperación, dando así valor a la política de tratar los residuos como un recurso y ya no como residuos. Por ejemplo, se recupera y se recicla el papel y el cartón, así como los aceites vegetales agotados, que se reutilizan para la producción de biodiesel, baterías de plomo agotadas y aceite mineral. También se recuperan las botellas de pet, mediante la distribución de compactadores dedicados dentro del Estado, y los materiales de desecho del mantenimiento de los espacios verdes y los residuos orgánicos se transforman en abono de calidad, utilizado en los Jardines del Vaticano.