El Papa Francisco se reunió este 21 de diciembre con algunos empleados vaticanos y sus familias para las tradicionales felicitaciones navideñas a quienes afirmó que a pesar de la crisis económica provocada por el COVID-19 “nadie debe perder el trabajo”.
Mientras pronunciaba su discurso en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Santo Padre dejó el texto previsto para decirles a los trabajadores de la Santa Sede y de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano que “son los más importante, que nadie debe quedarse fuera, nadie debe perder el trabajo”.
“La pandemia no sólo ha causado una situación sanitaria crítica, sino también tantas dificultades económicas a muchas familias e instituciones. La Santa Sede también se ha visto afectada y está haciendo todo lo posible para hacer frente de la mejor manera posible a esta situación precaria”, reconoció el Papa.
En esta línea, el Santo Padre dijo que “se trata de satisfacer las necesidades legítimas de ustedes empleados y las de la Santa Sede: debemos ayudarnos mutuamente y proseguir nuestro trabajo común”.
“Nuestros colaboradores, ustedes, que trabajan en la Santa Sede, son lo más importante: nadie debe quedarse fuera, nadie debe perder el trabajo; los superiores de la Gobernación y también de la Secretaría de Estado, todos, buscan la manera de no disminuir sus ingresos y de no disminuir nada, nada en este momento tan malo, para el fruto de su trabajo”, añadió.
De este modo, el Papa continuó explicando que “se buscan muchas maneras, pero los principios son los mismos: no dejar el trabajo; no se despide a nadie, nadie debe sufrir la fea repercusión económica de esta pandemia” y pidió que “todos juntos tenemos que trabajar más para ayudarnos a resolver este problema que no es fácil, porque ya saben: aquí, tanto en la Gobernación como en la Secretaría de Estado, no está (el mago) Mandrake,… no hay varita mágica y debemos buscar formas de resolver esto y con buena voluntad, todos juntos, lo resolveremos”.
Por ello, el Papa les pidió ayuda “y todos juntos saldremos adelante como de la misma familia”.
Trabajar con alegría
Asimismo, el Santo Padre renovó su gratitud y su aprecio por su trabajo y dijo que muchos de ellos “son un ejemplo para los demás: trabajan para la familia, con espíritu de servicio a la Iglesia y siempre con la alegría de saber que Dios está siempre entre nosotros y es el Dios -con- nosotros.
En este sentido, el Papa aconsejó no olvidar que “la alegría es contagiosa y es buena para toda la comunidad” a diferencia, por ejemplo, de la tristeza “que viene del chismorreo que es fea y te deprime”.
“La alegría es contagiosa y hace crecer. ¡Sean alegres, y sean testigos de la alegría! Y de todo corazón, ¡feliz Navidad a todos!”, exclamó el Papa.
Navidad es una fiesta de alegría
Por último, el Santo Padre recordó que “la Navidad es una fiesta de alegría porque Jesús ha nacido para nosotros y todos estamos llamados a ir hacia Él” y agregó que “a pesar de todo, las dificultades y los sufrimientos, no pueden ofuscar la luz de la Navidad, que inspira una alegría interior que nadie nos puede quitar”
Para ello, el Papa sugirió imitar a los pastores para redescubrir el nacimiento del Hijo de Dios, contemplar el misterio de la natividad en los pesebres y anunciar para “llevar la buena noticia al mundo de que Jesús es nuestro salvador”.