El Papa Francisco saludó los siete años de servicio de Capilla País, un proyecto que nació luego de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro 2013.

En esa ocasión el Santo Padre invitó a los participantes a salir a las periferias de la sociedad, diciéndoles: “No balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús”.

La respuesta de miles de jóvenes universitarios chilenos, bajo el alero de la pastoral de la Pontificia Universidad Católica de Chile, fue idear un proyecto para levantar capillas en localidades alejadas

Hasta el momento han participado 3.500 jóvenes en unas 99 comunidades de Chile y 50 de ellas fueron “entregadas” al Papa Francisco en enero de 2018 durante su visita a Chile.

Al cumplirse siete años del inicio de Capilla País, el Santo Padre los animó “para que esta iniciativa sea una ocasión para una renovación personal y comunitaria que nos impulse a profundizar la Fe y el amor de Dios, llevando a todos los rincones de este amado país la alegría del Evangelio y transmitiendo además ternura y cercanía de Dios Padre, el que nos abraza y nos hace hermanos y hermanas en Jesucristo, su Hijo», expresó la carta enviada a través del Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin.

Para la ocasión, celebrada el 15 de diciembre, se publicó también un libro titulado “Constructores de Iglesia”, que muestra los alcances que ha tenido el proyecto.

En tanto, el rector de la PUC, Ignacio Sánchez, aseguró que para la universidad “Capilla País es una iniciativa vital que permite hacer realidad nuestra misión de servicio, no sólo en la Iglesia, sino que también al país”. 

En ese sentido, las capillas construidas “han pasado a ser un encuentro donde se vive la fe, la solidaridad, la amistad, el crecimiento y el desarrollo, sirviendo para tender un puente para nuestros estudiantes”.

“El lanzamiento de este libro nos permite recordar y revivir lo que han sido estos años de Capilla País al servicio de la Iglesia, y que ha rendido tantos frutos para las comunidades a las que hemos llegado”, destacó Pedro Fernández, coordinador general del proyecto.

Fernández aseguró que sobre todo este tiempo de pandemia del coronavirus “permite reafirmar y motivar nuestro voluntariado para entender que la construcción de iglesias no es algo solamente físico, sino que también algo espiritual”.

El libro destaca el “testimonio físico y palpable” de “las alegrías y experiencias vividas”. “Contiene la historia del proyecto y muestra cómo han crecido las comunidades, cómo se han ido mejorando las capillas y cómo éstas actúan como un lugar de encuentro y de espiritualidad para las comunidades”, explicó Francisca Infante, editora del libro y coordinadora general del proyecto en 2019.

“Esperamos que este libro sea un impulso a las generaciones que vienen, ya que siempre existirá la necesidad de Dios”.

“Una capilla es un lugar que acoge a toda la comunidad, sin distinción. Tal como dijo una señora de una de las comunidades visitadas al ver construida su capilla, ‘ahora que tenemos capilla, todos tenemos casa’”, sostuvo Infante.

Un ejemplo del fruto de ese trabajo es la comunidad Santo Domingo de Guzmán, en el sector Villa Copihue de la Diócesis de Linares, que llevaba 27 años sin un lugar de oración hasta que llegó Capilla País en enero de 2019.

“Estos jóvenes, además del trabajo realizado nos enseñaron que había que renovarse, que había que impulsarnos”, declaró Elsa Garrido de Santo Domingo de Guzmán.

De esa forma, la comunidad se reúne con los jóvenes en forma mensual por Zoom para rezar el Rosario y compartir. “Ellos son la savia nueva que ha de venir y que debemos recibir con los brazos abiertos”, expresó Garrido.

CCJ NOTICIAS

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