La misiva del Obispo de Roma expresa del dolor del Papa “al ver el sufrimiento y la angustia que sofoca la ingeniosidad y la vivacidad innatas de la Tierra de los Cedros (…) es doloroso ver secuestradas todas las esperanzas más queridas de vivir en paz”.
Al mismo tiempo, el Papa se adhiere a las alegrías y a las penas que vive el pueblo libanés y afirma: “siento en lo más profundo de mi alma la gravedad de vuestras pérdidas, sobre todo cuando pienso en los numerosos jóvenes que se ven privados de toda esperanza de un futuro mejor”.
La Navidad, luz que apacigua los temores
Francisco puntualiza que la Navidad es “la luz que apacigua los temores e infunde esperanza en todos, con la certeza de que la Providencia nunca abandonará el Líbano y sabrá cómo convertir incluso este luto en bien”.
El Líbano y las Escrituras
El Papa recuerda que el Líbano es citado muchas veces en las Sagradas Escrituras utilizando diversas imágenes, “pero la imagen que nos da el salmista sobresale por encima de todas las demás: «El justo florecerá como la palmera, crecerá como el cedro del Líbano» (Salmo 91:13).
“La majestad del cedro en la Biblia es un símbolo de firmeza, estabilidad y protección. El cedro es un símbolo del hombre justo que, arraigado en el Señor, transmite belleza y bienestar e incluso en su vejez se eleva y produce frutos abundantes” subraya Francisco.
Emmanuel, el Dios con nosotros, camina a nuestro lado
El Papa invita al pueblo libanés a tener confianza en el Emmanuel, el Dios con nosotros, que “se convierte en nuestro prójimo, camina a nuestro lado. Tengan confianza en su presencia, en su fidelidad. Como el cedro, sacad de lo más profundo de vuestras raíces de convivencia para volver a ser un pueblo solidario; como el cedro, resistente a toda tormenta, aprovechad las contingencias del momento presente para redescubrir vuestra identidad (…) la identidad de un pueblo que no destruye el sueño de los que han creído en el futuro de un país hermoso y próspero”.
Llamado a los dirigentes políticos: buscar el interés público
“Hago un llamamiento, dice la carta, a los dirigentes políticos y religiosos, tomando prestado un pasaje de una carta pastoral del Patriarca Elias Hoyek: «Vosotros, jefes del país, jueces de la tierra, diputados del pueblo que viven en nombre del pueblo, (…) estáis obligados, en vuestra capacidad oficial y de acuerdo con vuestras responsabilidades, a buscar el interés público. Su tiempo no está dedicado a sus mejores intereses, y su trabajo no es para usted, sino para el Estado y la nación que representa”.
Deseos de visitar Líbano
Francisco finaliza su misiva afirmando su afecto por el “querido pueblo libanés, al que pienso visitar lo antes posible”. Igualmente, el Papa hizo un llamado a la comunidad internacional: “Ayudemos al Líbano a mantenerse al margen de los conflictos y las tensiones regionales. Ayudémosla a salir de su grave crisis y a recuperarse”.
Francisco se despide de los libaneses diciendo: “Amados hijos e hijas, en la oscuridad de la noche levanten su mirada, que la estrella de Belén sea su guía y estímulo para entrar en la lógica de Dios, para no perder el camino y para no perder la esperanza”.