El 30 de julio se conoce como el Día mundial contra la Trata de Personas desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) y los países firmantes se comprometieron a concientizar sobre el tema, y promocionar y proteger los derechos de las víctimas.
Este problema fue identificado y abordado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) desde el 2003, cuando se detectó que había cerca de 225 mil víctimas de tráfico de personas a nivel mundial. Luego, en 2006, el Gobierno de Japón se reunió con agencias de la ONU y crearon en 2007 el Grupo Interinstitucional de Coordinación contra la Trata de Personas (ICAT).
A partir de ello, en 2010 la Asamblea General de la ONU adoptó un Plan de Acción Mundial para Combatir el Tráfico de Personas y creó un “Fondo Voluntario Fiduciario para las víctimas del tráfico” que priorizó a las mujeres y niños “víctimas de conflictos armados, corrientes migratorias y refugiados”.
En 2013, bajo resolución A/RES/68/192, la Asamblea General de la ONU y los estados miembros designaron el 30 de julio como “Día Mundial contra la Trata de Personas”, y en 2015 se comprometieron a terminar con este problema con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En 2016, en la “Cumbre sobre los Refugiados y los Migrantes” se aprobó la Declaración de Nueva York que incluye 19 temas centrados en luchar contra la trata y contrabando de migrantes.
En 2019, la UNODC emitió el Informe Mundial sobre la trata de personas 2018, que señala que en los últimos años la proporción de afectados por la trata al interior de los países aumentó en 58%.
En 2020, durante la pandemia del coronavirus, el problema de la trata de personas se agudizó, pues el aumento de la pobreza da paso a que los traficantes recluten y exploten a las personas más vulnerables.
Este 2021, el tema es «Las Voces de las víctimas trazan el camino», pues se busca aprender sobre el problema escuchando a los sobrevivientes de esta violación de los derechos humanos.
La Iglesia Católica también se ha pronunciado contra la trata de personas. En el 2013, el Papa Francisco dijo que los más afectados por este “crimen contra la humanidad” son “los más vulnerables” y “los que provienen de situaciones de desintegración familiar y social”.
Por ello, exhortó a los gobiernos a intervenir y tomar responsabilidad y una voluntad política más fuerte para facilitar la regulación de las migraciones y garantizar la incolumidad de los familiares de las víctimas “para evitar que los corruptos y delincuentes eludan la justicia”.
También pidió que en el ámbito cultural y de comunicación se deje de tolerar al ser humano como “objeto expuesto para vender un producto o para satisfacer deseos inmorales”. Afirmó que “la persona humana nunca debe ser comprada y vendida como una mercancía” y advirtió que “quien la utiliza y la explota, aunque sea indirectamente, es cómplice de este abuso”.
En 2014, el Papa Francisco creó el Grupo de Santa Marta, nombre de su residencia en el Vaticano, para reunir a líderes católicos y jefes de policía internacional para luchar contra este problema.
Ese mismo año, 60 expertos de 33 países representantes de diversas organizaciones de la Iglesia lideradas por Cáritas Española y Cáritas Internationalis se reunieron, como cada dos años, para encontrar nuevos modos de luchar contra el “segundo negocio clandestino más lucrativo del mundo, después del tráfico de armas y por encima del tráfico de drogas”.
En el 2015, el Papa Francisco dedicó su Mensaje para la Jornada de la Paz a este problema, como prioridad clave de la diplomacia internacional de la Santa Sede.
En 2016, Mons. Bernardito Auza, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, recordó que el Pontífice se ha pronunciado reiteradamente sobre este “horror” y todas las “formas de esclavitud moderna”, y que los institutos católicos religiosos, programas nacionales y diocesanos y fieles luchan contra sus causas, atienden a las víctimas y concientizan a la gente.
El Santo Padre se “reunió con los diplomáticos recién acreditados, con los líderes religiosos internacionales, con una asociación de jefes de policía internacional, líderes de la Iglesia, con científicos, académicos, con los alcaldes de todo el mundo, jueces y con varias conferencias en todo el mundo” para enfrentar este tema, señaló Mons. Auza.
El 30 de julio de 2020, el Papa Francisco lanzó un nuevo llamado para trabajar contra esta “herida en el cuerpo de la humanidad” y exhortó a educar sobre el uso saludable de los medios tecnológicos, pues las investigaciones demuestran que más víctimas son atraídas con engaños. También pidió que los proveedores de estos servicios asuman la responsabilidad de supervisar este problema.
El 8 de febrero de 2021, con motivo de la Jornada Mundial de oración y reflexión contra la trata de personas, el Papa Francisco pidió rezar “para sostener a las víctimas de la trata, y a las personas que acompañan los procesos de integración y reinserción social”. Además, señaló que la oración debe impulsar “acciones concretas” que permitan a cada persona esclavizada volver a “ser protagonista libre de su vida” a favor del bien común.
CCJ NOTICIAS.