Afiliados y sus familiares denuncian que en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), situado en el barrio La Granja, solo hay un anestesista disponible, por lo que diariamente solo se dan siete cupos para quienes serán sometidos a cirugías. Esta situación ha abierto la venta en el “mercado negro” del puesto para que los pacientes puedan obtener la cita con el especialista.
Para lograr un cupo, hay quienes hacen filas desde la medianoche (y no consiguen nada); otros llegan a las 2:00 de la mañana a guardar los cupos para ofrecerlos después al mejor postor. La voz se corre por los pasillos del Seguro Social, donde se ha creado todo un negocio en el “mercado negro” de alrededor del centro de asistencia de La Granja.
El trabajo de guardar cupos lo hacen supuestamente los mismos vendedores ambulantes, que se dieron cuenta de la oportunidad para hacerse con sus ingresos extra, aunque tengan que amanecer en el lugar.
De cualquier forma, un paciente que necesita ser evaluado por el anestesista tiene que madrugar si quiere un cupo y aun madrugando tampoco es seguro que consiga ser evaluado por el especialista.
Carmen, es una paciente que desde hace tres meses espera para una cirugía en el área de ginecología, y pidió a LA TRIBUNA cambiar su nombre para evitar problemas, pero asegura que es necesario que haya más de un anestesista en el centro asistencial.
“Yo vine hacer fila a las 12 de la noche, y ya había tres personas adelante. Solo son siete cupos diarios y si uno no está entre esas primeras personas, debe esperar quien sabe cuánto tiempo a que lo llamen para venir a que lo evalué el anestesista y dé el visto bueno para la cirugía”, indicó.
MERCADO NEGRO
De acuerdo a las investigaciones de este rotativo, el mercado negro de los cupos funciona con mucho cuidado, desde afuera tienen que contar con la complicidad de otros, que debieran estar atentos a la situación, indicaron distintas fuentes consultadas.
“¿Quiénes son los guardacupos?” se les consultó a varias fuentes, una de ellas dice que son los mismos vendedores que están en los alrededores del hospital de La Granja.
Son hombres y mujeres son los que se dedican a la venta de estos cupos, a los clientes le cobran la mitad del dinero el día que los va a buscar, y la otra parte del dinero el día que buscan ser atendidos en circuito quirúrgico.
LA TRIBUNA, se apersonó en el IHSS, buscamos uno de los vendedores y por 500 lempiras, “nos ofreció que nos iniciaba a guardar un cupo desde ese día, a las cinco de la tarde, hasta las cinco de la mañana del siguiente día”, sin darse cuenta que se trataba de un trabajo periodístico, sino de una necesidad personal.
“Mire aquí le hacemos el turno y le garantizamos que va estar entre las siete personas que va atender el anestesista mañana, para que le mire los exámenes, vean lo de la pinta de sangre y le programen la cirugía”, dijo la persona contactada afuera del hospital.
“El cupo le cuesta 500, yo me quedo desde hoy, pero usted tiene que estar aquí mañana a las cinco de la mañana para entregarle el turno”, asegura una de las vendedoras, que también se gana su dinero guardando los cupos a los más necesitados.
Mientras afuera los vendedores esperan para sacar provecho de los pacientes y sus familiares, adentro las filas de hombres, mujeres y ancianos esperan para ser atendidos en el área de circuito quirúrgico.
Pueden estar enfermos del corazón, de la diabetes, de cáncer, de tiroides y nada de eso importa porque no son atendidos. Tal vez ese paciente, ese día tuvo que hacer un gran esfuerzo, pagar taxi directo incluso y de nada le vale.
TODO UN DRAMA HUMANO Y UN GRAN NEGOCIO
Una fuente comentó que daba lástima cómo pacientes enermos, ancianos, con patologías graves madrugan por un cupo y tienen que dar media vuelta porque les dicen que no hay cupo, que ya están los siete diarios que serán atendidos por el doctor.
En esta área se atienden a quienes buscan un cupo con el anestesista, el paciente debe llevar la orden de la cirugía, sus exámenes, lo registran en la base de datos y se le piden tres números telefónicos para comunicarle el día en que será atendido para dar el visto bueno de la operación.
Las filas son largas y no se respetan embarazadas, ni la tercera edad, Karla (se omite su apellido por seguridad) es la madre de una pequeña de nueve años, que espera para ser intervenida por una hernia, que le ocasiona varios problemas.
“Mi criatura hace dos meses está esperando, la traje de emergencia y rápido la atendieron, después esperamos un mes para el ultrasonido, ya son dos meses y ahora a saber cuánto más tenemos que esperar”.
“Aquí me tomaron los datos, no se cuánto vamos a esperar. Yo le pido y le exijo a las autoridades que mejoren esta situación, pagamos por la atención que debería ser de calidad, y solo hay un anestesista”, lamentó la entrevistada.
Después de que se atienden las siete personas en el departamento de circuito quirúrgico, los demás pacientes deben esperar, hay quienes esperan un cupo, desde antes de la pandemia.
LA TRIBUNA buscó una entrevista con las autoridades del IHSS, pero desde el departamento de relaciones públicas informaron que la directora no está dando entrevistas todavía.
CCJ NOTICIAS