«Traté de dar un poco de alivio», declaró la madre abadesa Mechthild Thürmer, investigada por haber continuado a acoger en su convento a una inmigrada con orden de expulsión.

Los fieles – refiere una nota de la agencia Sir – se han reunido durante unos tres años para rezar para que se reconozca la legalidad de las acciones de la Madre Mechthild, pero en la última vigilia la gente era mucho más numerosa. La religiosa no estuvo presente, pero agradeció a través de Facebook por su solidaridad. 

Escuchar el grito de ayuda y dar esperanza

Los refugiados que fueron acogidos en Kirchschletten estaban traumatizados por el indecible sufrimiento que padecían y en el momento no tenían ninguna perspectiva de que su solicitud de asilo fuera acogida.

«La injusticia fue clamada al cielo. Intenté escuchar este grito y ofrecer un poco de alivio, para dar esperanza», afirmó la abadesa, que en un principio debería haber respondido por la estancia ilegal ante el Tribunal de Distrito de Bamberg el pasado viernes, después de que se rechazara una sanción de 2.500 euros.

La “culpa” de socorrer a los más vulnerables

La sanción fue anulada porque, actualmente, está en marcha la investigación para un nuevo juicio, según la información del tribunal. Los observadores otorgan una importancia sustancial al juicio, ya que nunca ha habido un fallo definitivo del poder judicial con respecto a la responsabilidad penal de la Iglesia por dar hospitalidad en casos como este. La Fiscalía de Baviera ha cerrado los procesos en la mayoría de los casos por «culpa leve» sin más sanciones que las pecuniarias, estas últimas siempre aceptadas por los acusados.

CCJ NOTICIAS

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