En el Día Internacional de los niños inocentes víctimas de agresión, monseñor Cabrejos insiste en que el objetivo de la Iglesia es “escuchar, proteger y cuidar a los niños abusados, explotados y olvidados, donde sea que se encuentren”.
“Nuestros hijos necesitan ternura y protección en todo momento, porque son la esperanza de la sociedad, de la Iglesia y de la humanidad. Os animo a seguir luchando y trabajando por un mundo cada vez más humano, solidario y justo para los niños, porque una sociedad que abandona a los niños está condenada al fracaso”. Con las palabras de monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, presidente de la Conferencia Episcopal y del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en el Día Internacional de los niños inocentes víctimas de agresión.
En este difícil momento pandémico – escribe el prelado – en el que un tercio de la humanidad vive confinada en sus hogares, los actos de violencia doméstica contra los niños, que a menudo sufren en silencio y en soledad, aumentan cada vez más. El Celam, por lo tanto, en este Día que quiere poner fin al sufrimiento de miles de niños en todo el mundo, víctimas de abuso físico, mental y emocional, debido a las diferentes situaciones de conflicto que experimenta la familia, la sociedad y la humanidad, uniendo todos los esfuerzos y acciones contra todas las formas de violencia contra «los seres más vulnerables de la sociedad», que viven en un entorno que no solo los expone a la muerte, sino que en la mayoría de los casos los deja heridos o con un trauma emocional que los perseguirá de por vida.
Finalmente, monseñor Cabrejos reitera las palabras pronunciadas por el Papa Francisco al final del encuentro sobre «Protección de menores en la Iglesia» (2019), con el cual, ante datos preocupantes sobre la situación vulnerable que sufren los niños, insiste en que «el objetivo de la Iglesia es escuchar, proteger y cuidar a los niños abusados, explotados y olvidados, donde sea que se encuentren».