Honduras está en la fase exponencial de contagio de la pandemia de COVID-19. Hasta el domingo el saldo de muertos llegó al número preocupante de 500 fallecidos y 18.082 contagios, según el estatal Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager)
Hasta el domingo Honduras registró casi 500 muertos y más de 18 mil contagiados por el coronavirus. El principal epicentro sigue siendo el departamento de Cortés, en el norte del país, seguido de Francisco Morazán, donde se localiza la capital Tegucigalpa, que sigue siendo la segunda región con más enfermos.
Toque de queda hasta el 12 de julio
Desde marzo, cuando fueron confirmados los primeros dos casos de coronavirus, rige el toque de queda en el país. Ahora fue prolongado hasta el 12 de julio. Se mantiene la fase uno de la reactivación económica del país, de manera gradual, iniciada el pasado 15 de junio, quedaron excluidas las ciudades de San Pedro Sula y Tegucigalpa, las dos más importantes y de mayor población, por la alta tasa de contagios.
En Tegucigalpa, se suspendió la semana pasada la reactivación económica, medida que seguirá por otras dos semanas, mientras que en San Pedro Sula, la decisión fue tomada atendiendo una petición de su alcalde, Armando Calidonio, como una iniciativa para que se reduzca el ingreso de pacientes a los hospitales, que cada día van reduciendo su capacidad para atender a tantos enfermos.
En las dos ciudades más importantes del país, solamente pueden abrir al público los supermercados, bancos, farmacias, cooperativas y gasolineras, lo mismo que «restaurantes del pilotaje, mercados autorizados y el sector maquilador» (industria ensambladora), indicó la Secretaría de Seguridad. Según la agencia EFE, en un nuevo intento para frenar la pandemia, la Secretaría de Seguridad hondureña anunció que la circulación de vehículos ha sido restringida de acuerdo a la terminación del último número de matrícula, en algunas regiones del país.
El pico de la enfermedad sigue creciendo en el país
Vatican News habló con el Presidente de la Asociación de Médicos del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) de San Pedro Sula, Carlos Umaña, quien ya había anunciado que en las próximas semanas el sistema sanitario colapsaría y eso obligaría a cerrar nuevamente la economía del país. El galeno recomendó a la población salir si es necesario solo con el dígito que le corresponde ya que los hospitales se encuentran en un 80% de su capacidad.
Doctor Carlos Umaña
Al preguntarle porqué el país está colapsando, Umaña dijo que se debe a varios factores, en primer lugar debido al cierre tardío de la fronteras patrias que a pesar de que una cuarentena, no se cerraron las fronteras y por ahí entró el virus, especialmente proveniente de Europa y de Estados Unidos. El segundo factor es que la población no está creyéndole a esta epidemia y no lo ha tomado muy bien el confinamiento, pese a ser obligatorio, un 40 50% de la población anda por las calles. El tercer factor es que de este 50% aproximadamente un 25 % no porta la mascarilla por diferentes factores ya sea por económicos, o no la tiene, provocando que la epidemia aumente.
2. ¿Cómo combinar medidas de prevención con la situación económica que viven la mayoría de los hondureños? Sobre todo, los que viven del empleo informal.
R/. Lo más importante es que la gente entienda que la reapertura inteligente de la economía depende mucho de la autorresponsabilidad del ciudadano. El gobierno no es capaz de poner un policía en cada casa, puede hacer mecanismo de control, pero necesitamos que la población respete las reglas del dígito, (en la tarjeta de identidad), de lo contrario esta epidemia va a continuar.
3. ¿Qué propone para que el sistema de salud nacional sea más efectivo?
R/ El sistema de salud se puede proteger dándole las medidas de bioseguridad y fortaleciendo la capacidad operativa de las estructuras que ya tenemos, sino se mejoran las condiciones hospitalarias y no se dota de los equipos de bioseguridad, el personal sanitario seguirá enfermando, y eso va a traer consecuencias desastrosas para todo Honduras, ya que no habrá una población médica ni enfermería que sea capaz de atender a los contagiados.