El Papa Francisco visitó en Roma la iglesia de San Agustín, en donde se encuentra la tumba de Santa Mónica, cuya festividad se celebra este 27 de agosto.
La basílica de San Agustín está situada cerca de la Piazza Navona, en Roma. En su interior se encuentran algunas pinturas de Caravaggio, Rafael y Guercino.
En el año 2017, con motivo de la festividad de Santa Mónica, el Papa Francisco envió un mensaje a través de su cuenta en Twitter en donde recordó “a las madres que lloran por sus hijos”.
“¡Cuántas mamás vierten lágrimas, como Santa Mónica, para que los hijos regresen a Cristo!¡No pierdan la esperanza en la Gracia de Dios!”, aseguró entonces.
Santa Mónica, cuya fiesta se celebra este 27 de agosto, fue la madre de uno de los santos católicos más importantes que se convirtió además en doctor de la Iglesia: San Agustín.
El padre de Agustín, Patricio, era un hombre violento y mujeriego. La santa siempre sufrió a su lado pero nunca dejó de rezar por su conversión. Finalmente se bautizó y murió como buen cristiano.
Agustín vivió durante muchos años una vida libertina, muy alejado de Dios. Santa Mónica sufría mucho a causa de esto.
Un día se le acercó a un Obispo para contarle su sufrimiento y él le dijo: “Esté tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas”.
San Agustín se bautizó en la Pascua del año 387, a los 33 años.