Jesús eligió a Juan para que acompañe a Pedro a preparar la Última Cena. Aquella noche de Pascua previa a su pasión y muerte, Cristo instituyó la Eucaristía estando reunido junto a los Apóstoles. Jesús empezaba sus padecimientos y Juan -cuenta el Evangelio-, compadecido de la angustia de Jesús, reclinó la cabeza sobre el pecho del Maestro.
Fue Juan el único entre los doce que estuvo en el Calvario, al pie de la cruz, de la mano de la Virgen María (cfr. Jn 19,26-27). Allí el Señor le entregó a su Madre, pidiéndole al discípulo que se hiciera cargo de Ella. Por eso dice la Escritura: “La recibió en su casa”. San Juan fue, pues, quien se quedó a cargo de la Madre de Dios, para honrarla, servirla y cuidarla como lo hizo Jesús.