San Juan Cancio fue un célebre sacerdote y teólogo del siglo XV, considerado patrono de Polonia -su país natal- y de Lituania. Llevó una vida ejemplar, destacándose por su humildad, buen humor, vida austera y generosidad -tenía la costumbre de repartir su salario de maestro entre los más necesitados, quedándose solo con lo indispensable-.

Nació en 1397 en el pueblo de Kety, Reino de Polonia. Estudió en la Universidad de Cracovia, donde se doctoró en teología. Fue ordenado sacerdote muy joven y luego nombrado profesor de Sagrada Escritura en su casa de estudios.

Fue un eximio predicador. Cuando predicaba sobre el pecado las lágrimas solían caer por sus mejillas, al recordar la ingratitud humana frente a Dios, que siempre nos perdona. Muchos, al verlo llorar por semejante causa, se conmovieron y rectificaron sus vidas.

A sus alumnos les daba este consejo: «cuídense de ofender, que después es difícil hacer olvidar la ofensa. Eviten murmurar, porque después resulta muy difícil devolver la fama que se ha quitado».

Cientos de sacerdotes fueron formados espiritualmente por él, y entre sus coetáneos se hizo fama de generoso y desprendido en todo. La gente lo llamaba «el padre de los pobres» por sus obras de caridad.

Murió el 24 de diciembre de 1473. Alguna gente empezó a visitar su tumba para llevar flores y pedir su intercesión. Al tiempo empezó a difundirse la noticia de que Dios concedía muchas gracias y milagros a través suyo. Fueron tantas las bendiciones concedidas, a tan grande número de personas, que se determinó abrir su causa de beatificación.

Fue beatificado en 1676 por el Papa Clemente X y proclamado Patrono de Polonia y Lituania en 1737. Años más tarde, el 16 de julio de 1767, fue canonizado por el Papa Clemente XIII.

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