Hoy se celebra en India, con el apoyo de la Iglesia, el día por los derechos de los «parias» o «dalits». Entre ellos muchos cristianos, que sufren discriminación y prejuicios. A menudo pertenecientes a las clases pobres, son los que tienen más dificultades para protegerse de la pandemia.
Una de las causas más extendidas de discriminación en la India concierne la situación de los «dalits» o «parias». Se trata del último escalón de la visión tradicional hindú de la sociedad, a la que también pertenecen los cristianos, budistas, musulmanes y sijs, que no forman parte de la visión tradicional hinduísta de la sociedad. Por esta razón, cada 10 de agosto desde 1950 se celebra el «Black Day», «Día Negro», promovido también por la Iglesia Católica, en memoria de la aprobación del tercer párrafo de la Constitución sobre la «Scheduled Caste», las “Castas Registradas” que garantizaba derechos a los dalits de religión hindú.
Una violencia sutil
A lo largo de los años, los sijs y los budistas también han visto reconocidos sus derechos, pero no aun los cristianos y los musulmanes, víctimas de la discriminación y a veces de la violencia. «La violencia no es directa, pero es muy sutil, muy oculta», explica a Vatican News Monseñor Félix Machado, arzobispo de Masai, cerca de Mumbai. «En la vida cotidiana, basta con saber que uno es un dalit – y en la India uno no se puede esconder, porque la casta de pertenencia es tan clara como el sol – y, por ejemplo, los niños no encuentran medios para ir a la escuela. La Iglesia está haciendo mucho, pero hay límites. En mi diócesis, en la zona donde hay dalits, tenemos escuelas, hacemos todo lo posible para hacer entrar a todo el mundo, pero el gobierno no te ayuda en absoluto».
El sufrimiento del coronavirus
La India es actualmente el tercer país del mundo en cuanto al número de infecciones por coronavirus, con más de dos millones de casos positivos. La mayoría de ellos son dalits. «Son trabajadores que viajan de una parte a otra del país dependiendo de dónde haya trabajo», explica nuevamente Monseñor Machado, «son explotados y han sufrido mucho al tratar de volver a casa (debido a las medidas que restringen el movimiento en el país para limitar el contagio). Ha sido realmente un Via Crucis para ellos».
Los más vulnerables al Covid-19
Las condiciones de vida de los dalits también hacen particularmente difícil prevenir la propagación de la pandemia. «Son muchos sus sufrimientos, porque viven en las zonas más pobres, muy superpobladas», continúa el arzobispo, «y además no hay agua, ni medios sanitarios, por lo que los dalits son los más vulnerables al virus». Cuando no hay agua, ¿cómo pueden lavarse las manos? ¿Cómo pueden encontrar el jabón? Los trabajos que hacen los Dalits son trabajos que a menudo los ponen en contacto con los más ricos, pero ya nadie los quiere. ¿Cómo pueden entrar en la casa de alguien si todos piensan que uno, por ser pobre, es portador del virus?».
El compromiso de la Iglesia con el diálogo
«Hay muchos que ayudan y hacen algo, grupos por los derechos humanos, hay personas de todas las religiones», concluye Monseñor Machado. «También tenemos un diálogo interreligioso muy centrado en este problema. Hay muchos que vienen a ayudar, pero la sociedad aún no ha roto esta barrera, porque en las relaciones sociales todas las culpas son de los dalits. Este sufrimiento es insoportable y la Iglesia está muy empeñada en eliminar esta discriminación. Esperamos que este día que celebramos en la India logre despertar las conciencias de la gente».