Tegucigalpa/Moscú/Washington – El mundo vive agitado con la campaña de denuncias de Estados Unidos y sus aliados europeos en cuanto a una inminente acción militar de Rusia sobre su vecina Ucrania, mientras Moscú niega tal acción, aunque acumula tropas y equipo militar bordeando sus vecinos y realizando maniobras castrenses, incluyendo el fin de semana las temibles armas nucleares.
Joe Biden, titular de la Casa Blanca y hombre más poderoso del mundo por su cargo, lleva semanas augurando una operación militar rusa sobre Ucrania, pero a la vez muestra la impotencia, no propia de su cargo, en cuanto a que no puede hacer nada desde el punto de vista militar que impida la acción rusa.
Biden se ha gastado virtualmente todo febrero en una campaña mediática asegurando la acción de Moscú de engullir a Ucrania y advirtiendo a su par Vladimir Putin que el costo que pagará será alto porque ha confeccionado un catálogo de represalias económicas que harán que la economía rusa sea golpeada directamente.
Putin y su equipo gubernamental han jugado en ese tiempo a la ambigüedad, por un lado rechazan que busquen una incursión militar, por otro reclaman garantías de seguridad para Rusia, especialmente en cuanto al no ingreso de Ucrania a la alianza militar de la OTAN y el repliegue de las tropas occidentales a las fronteras de 1997, o sea la retirada de todos los antiguos territorios que conformaron el desaparecido Pacto de Varsovia, la versión de la también desaparecida Unión Soviética al pacto militar occidental.
El líder ruso considera inaceptable que la OTAN llegue a las fronteras rusas en caso de aceptar la membresía de Ucrania, sin que el Kremlin no haga nada y acepte todo.
Putin ha venido reclamando por más de una década que Occidente y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), han estafado y mentido a Moscú, ya que antes de la reunificación de las dos alemanias ofrecieron garantías que la referida alianza militar no se movería ni una pulgada a los espacios del antiguo bloque militar soviético, eso incluía Polonia y especialmente los tres pequeños estados bálticos (Lituania, Letonia y Estonia).
Pero las alarmas sonaron en el Kremlin cuando Ucrania y Georgia, dos exrepúblicas soviéticas y vecinas del Mar Negro, mostraron abiertamente su deseo de ser admitidas en la OTAN, lo que pondría a los misiles estadounidenses a cientos de kilómetros de Moscú.
Putin pidió explícitamente a Biden que firme por escrito una garantía de la no aceptación de ucranianos y georgianos en la OTAN, así como replegar sus tropas de Estonia y Letonia, también fronterizas con Rusia.
La respuesta de Biden y los demás gobiernos europeos es que no pueden prohibir el ingreso de naciones que busquen libremente unirse a la alianza militar.
Semana decisiva
Estados Unidos y Gran Bretaña coincidieron el domingo que Putin ya puso en marcha el plan de enviar sus aviones y tanques a Ucrania y que solo es cuestión de días que los tambores de guerra cesen y le den acción a los bombardeos.
De hecho Washington, Londres y las demás capitales europeas llamaron a su personal diplomático no esencial a casa, han movilizado su embajada en Kiev, la capital ucraniana, cerca de la frontera con Polonia y las compañías de aviación suspendieron sus vuelos a Ucrania.
Igualmente pidieron a sus ciudadanos salir de Ucrania, ya que una vez que la acción militar rusa comience no podrán ya operar, a fin de evitar un enfrentamiento contra las tropas que Moscú envié.
De hecho Washington afirmó el domingo que Moscú ya puso en marcha sus preparativos de intervención en Ucrania, ya que Bielorrusia, el fiel aliado de Putin en Europa, anunció la prolongación de los ejercicios que mantienen ambos países.
Bielorrusia es vecino de Ucrania y los especialistas del Pentágono consideran que sería uno de los tres flancos para atacar a su díscolo vecino.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha argumentado que la decisión de Moscú de prolongar su presencia militar en Bielorrusia más tiempo del anunciado originalmente es un paso previo a un ataque contra Ucrania, algo que Rusia niega.
“Todo lo que estamos viendo apunta a que esto va completamente en serio, a que están a punto de invadir”, ha dicho Blinken en una entrevista con la cadena de televisión CNN.
El efecto China
Otro factor que juega en contra de Ucrania y que según los expertos favorece la incursión rusa es el fin de las olimpiadas de invierno en China, las cuales concluyeron el domingo.
Como Occidente amenaza a Rusia con sanciones económicas, los especialistas consideran que China podría servir como un amortiguador del golpe económico contra Moscú y serviría para aliviar el fuerte golpe.
Washington y Londres amenazan con prohibir el uso de dólares y libras esterlinas a Moscú, mientras Alemania la no compra del gas ruso y no habilitar el gasoducto Nord Stream 2, mediante el cual Rusia enviará el doble de gas a Europa, sin pasar por Ucrania.
Todavía está pendiente si Washington utilizará el arma más poderoso, que es suspender el Switf con lo cual suspendería a Rusia de las transacciones financieras internacionales y que Moscú ha advertido que será una línea roja que no aceptarán que se cruce, ya que equivale a una “bomba nuclear” económica.
Ante toda esta situación Pekín llegaría en ayuda de Moscú para que pueda soportar las sanciones económicas, pero se conoció que el costo fue el pedido del líder chino Xi Jin-ping que toda acción militar que dará fuera del calendario olímpico, ya que China no quería que sus juegos quedarán eclipsados por un conflicto armado en Europa.
Además de ayudar a un amigo, China también tiene un interés en el asunto, ya que observará la reacción de la Casa Blanca y Europa en el caso de Ucrania, ya que sería similar a si Pekín toma la decisión de integrar a Taiwán a su Estado por la vía armada, como repite, si el gobierno de Taipei decide declarar la independencia.
Precios de energía en alza
En todo caso, Estados Unidos, Europa y la misma Asia aceptan que de cumplirse la intervención rusa en Ucrania afectará la economía global, ya que los precios del petróleo y gas se dispararán al alza.
Rusia es el segundo productor mundial energético, combinando petróleo y gas, y un boicot a Moscú significará que no se compren dichas materias primas, lo que provocará una reducción en la oferta al mercado mundial.
La vicepresidenta estadounidense Kamala Harris ya lo dijo el fin de semana en Alemania que de cruzar los tanques rusos a Ucrania significa que todos deben estar listos para hacer frente a precios mayores en la energía, petróleo y las gasolinas derivadas, así como el gas.
CCJ NOTICIAS