Después de las dos explosiones que devastaron Beirut el 4 de agosto pasado, causando alrededor de 200 muertos, desaparecidos y heridos, el Consejo de Iglesias de Oriente Medio (Mecc) hace un llamamiento urgente de solidaridad con el Líbano. El país está de rodillas y las Iglesias locales no pueden satisfacer las necesidades del momento y la reconstrucción por sí solas. Vaticannews entrevista al maronita, el padre Rouphael Zgheib.
Las explosiones, que devastaron Beirut el 4 de agosto, pusieron de rodillas al Líbano que ya se enfrentaba a una crisis económica y política muy grave. Cientos de edificios, incluyendo silos que almacenan alrededor del 85% del grano del país, y numerosas casas fueron dañadas o completamente destruidas. Esta es la situación reportada en el llamamiento emitido el 16 de agosto por el Consejo de Iglesias de Oriente Medio. A estos daños se añade la destrucción de al menos tres hospitales cristianos, que reciben a pacientes tanto cristianos como musulmanes, y que eran importantes para la hospitalización y el cuidado de las personas afectadas por el Covid 19. La MECC también señala que muchas escuelas cristianas históricas de los distritos de Gemmayzeh, Mar Mikhael y Achrafieh se vieron gravemente afectadas, a pocas semanas del comienzo del nuevo año escolar en septiembre. «El barrio cristiano de Beirut está totalmente devastado y al menos diez iglesias han sido destruidas. Precisamente por eso, el padre Rouphael Zgheib, director nacional de las Sociedades Misioneras Pontificias del Líbano y miembro de la MECC, dice a Vaticannews en una entrevista, que es fundamental que el país de los Cedros no sea abandonado por la comunidad internacional, por las Iglesias de otros países y por las organizaciones humanitarias.
Líbano: historia de muchas crisis
Durante las numerosas crisis a las que ha tenido que hacer frente el Líbano en su historia reciente, las iglesias cristianas siempre se han encargado de ayudar a la población, pero hoy en día -dice el Padre Zgheib- no pueden prestar sus servicios debido a la destrucción de sus instalaciones sanitarias y educativas, cuya restauración requerirá cientos de millones de dólares.LEA TAMBIÉN17/08/2020
Hasta ahora ha sido valiosa la labor de los numerosos voluntarios, que desde el 4 de agosto lo han hecho todo: han empezado a retirar los escombros de las calles, las iglesias y los hospitales, han ayudado a la población sobre todo a los más frágiles y necesitados. Además, los monasterios y las escuelas han abierto sus locales para albergar a los desamparados y se están distribuyendo alimentos y medicinas.LEA TAMBIÉN14/08/2020
Se necesita de todo
Por su parte, el Mecc ya ha tomado medidas para apoyar a las familias vulnerables distribuyendo kits de higiene, kits de limpieza personal, juegos de cocina, juegos de lavandería, alimentos, medicinas, equipo de protección anti-Covid-19 y proporcionando materiales a los voluntarios para la limpieza de iglesias, hospitales y calles. En la ayuda, recuerda el padre Rouphael Zgheib, también se incluye el suministro de medicamentos a muchas personas que padecen enfermedades crónicas o cáncer. En una etapa posterior, el Consejo también participará en la reparación de casas, escuelas y dispensarios dañados. Toda esta labor no puede llevarse a cabo sin apoyo internacional. De ahí el llamamiento a ayudar al Consejo de Iglesias a aliviar la enorme carga que pesa sobre los hombros de las Iglesias y a liberar de la piedra del sufrimiento, el terror y la desesperación los corazones de los ciudadanos y las familias vulnerables afectadas por esta catástrofe sin precedentes.