El Celam hizo público ayer un mensaje con motivo de la conmemoración del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria. Esta celebración, se lee, motiva a rendir homenaje a todos los “héroes anónimos que dedican sus vidas a ayudar al prójimo” frente a la amenaza del mortal coronavirus.
El Celam, en su comunicado, recuerda, que pese a la crisis social, económica y política, los obispos han sido testigos de gestos y acciones solidarias que han surgido como una “luz de esperanza” para las personas más afectadas, y aquellas que se encuentran en situación de gran vulnerabilidad.
«En esta crisis humanitaria, son los trabajadores humanitarios y voluntarios quienes entregan sus vidas para salvar y proteger otras, brindando alimento, proporcionando espacios seguros a Ia población más débil y asistiendo a los contagiados en los centros de salud». Estas acciones, se lee en el texto, recuerdan el pasaje del Buen Samaritano.
En Aparecida, los Obispos exhortan que la Iglesia latinoamericana está llamada a ser sacramento de amor, solidaridad y Justicia entre los pueblos.En este tiempo de dolor es fundamental promover gestos solidarios y rechazar el individualismo extremo, el Celam se une a lo que expresó el Papa Francisco: cuando dijo, el “sálvese quien pueda no es una solución en estos momentos”, es mejor promover «una sociedad solidaria que acoja a los más necesitados».
El comunicado informa además que desde que empezó la pandemia, la Iglesia Católica «se ha sumado a la red de ayuda humanitaria de la sociedad civil. Junto con el Papa Francisco y el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, las diversas Conferencias Episcopales de Latinoamérica y El Caribe, y desde las Caritas se emprendieron diferentes campañas y acciones para garantizar la seguridad alimentaria de las comunidades empobrecidas, la asistencia para los refugiados, que son doblemente golpeados por Ia indiferencia y la discriminación».
Por último, se recuerda, que son importantes, la caridad efectiva con el prójimo, la compasión que comprende, asiste y promueve. Per es importante también la labor pastoral, por medio de la escucha y el acompañamiento, hacia quienes están afligidos.