La industria de la construcción cada vez experimenta problemas para encontrar obreros calificados, según la gremial del rubro, detrás de este fenómeno está la migración a Estados Unidos y Europa.

La pobreza, violencia, el desempleo y la caída del poder adquisitivo por la inflación son algunos de los factores que empujan la salida de mano de obra calificada, expresaron ayer representantes de la Cámara Hondureña de la Industria de la Construcción (Chico).

El nivel de ingreso es abismal, por ejemplo, mientras el salario promedio de un soldador en Honduras es 450 lempiras, en Estados Unidos ronda 18 dólares por hora; es decir, que lo que aquí gana en un día, allá en una hora, afirman.

Si antes un salario así era algo, ahora es poco, inflación ya redujo la capacidad de compra, el alza en alimentos ronda 15 por ciento, 75 alimentos de primera necesidad incrementaron de precio de febrero a la fecha, según fuentes privadas y de consumidores.

A la par, productos manufacturados se empequeñecieron, la cantidad en gramos o líquido es menor, pero cuestan más en las tiendas, pulperías, mercaditos, ferias y supermercados.

Al día un promedio de 700 personas que se van, un 25 por ciento de ellas, son profesionales de las ingenierías, arquitectos, médicos, maestros, fontaneros, carpinteros, mecánicos, soldadores, entre otras profesiones o especialidades, afirma Silvio Larios, director ejecutivo de la Chico.

“Se está yendo todo tipo de gente; en general es talento que se va. Gente que podría estar contribuyendo al progreso y bienestar de Honduras, sin embargo, las oportunidades se les están dando a ellos en otros países; Estados Unidos, España y Canadá”.

A criterio de Larios, la mayoría de hondureños van a trabajar en el sector construcción, ya que la mano de obra catracha es apreciada, cita el caso de dos amigos médicos que montaron una constructora en el exterior y ahora viven de esta industria.

La fuga de mano de obra calificada se puede ver a diario, porque “ya es difícil encontrar operadores de maquinaria pesada, profesionales especializados en electricidad, soldadura estructural o balconería y carpinteros se están yendo para Estados Unidos”, asevera. Lo que a diario ganan aquí, a diario lo gastan; allá una hora de trabajo representa el ingreso de ocho horas de trabajo aquí, resume el director de la Chico.


PROPUESTA PARA REACTIVAR EL EMPLEO

Traen programa colombiano de vivienda social

La fuga de personal calificado está relacionada también al alto desempleo, según la Cámara Hondureña de la Industria de la Construcción (Chico) que, propone al gobierno y sector privado un programa de vivienda social que tuvo éxito en Colombia.

El 4 de agosto la Chico presentará este proyecto en un hotel capitalino donde el promotor del programa, el ex viceministro de Vivienda de Colombia, Jonathan Malagón, ahondará en las opciones de replicarlo en Honduras.

El presidente de la Chico, César Bran, es del criterio que con este tipo de programas “se matan varios pájaros de un solo tiro”, porque en primer lugar se reduce la emigración ya que la vivienda se traduce en arraigo para las personas.

Se genera empleo y reactivación económica, ya que por cada puesto de trabajo en el sector construcción, un promedio de nueve personas salen beneficiadas: el pulpero vende más, gana el busero, taxista, el gasolinero y la banca, sostiene Bran.

Este modelo de construcción social fue exitoso en Colombia -agrega- consiste en complejos habitacionales con áreas de recreación, cada unidad básica es de 55 metros cuadrados de construcción a un costo promedio de 35 mil dólares, más de 850 mil lempiras al cambio de moneda actual.

El déficit habitacional de 1.3 millones de casas se reduciría porque se podrían construir hasta 100 mil unidades básicas en un año aprovechando las ofertas de tasas bajas como la de 4 y 7 por ciento que ofrece el gobierno por medio del Bahnprovi, propone la Chico.

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