En medio de la pandemia en comunidades con muchas carencias y pobreza, desconectadas del mundo “on-line” y con graves limitaciones en los servicios sanitarios, el Servicio Jesuita para Refugiados adopta nuevas formar de servir para salvaguardar la salud del personal y de las personas a las que acompañan

El COVID-19 irrumpió la rutina del Servicio Jesuita para Refugiados (JRS en sus siglas en inglés), en el estado de Kayah, en Myanmar, y ha tenido que desarrollar un plan de contingencia para garantizar que sus programas de asistencia continúen a pesar de la difícil situación sanitaria y económica derivada de la pandemia. Para continuar la prestación de servicios y, al mismo, tiempo salvaguardar la salud del personal y de las personas asistidas, la organización humanitaria implementó una serie de estrategias seguridad e higiene que han incluido la participación activa de los refugiados y de las comunidades más vulnerables.

Proyectos concretos para la población

Una iniciativa que, según el portal de la JRS de Myanmar, se planteó cuando desaparecieron del mercado local, artículos fundamentales para la prevención de los contagios como desinfectantes de manos, máscaras de tela y jabones. Además, desde la aparición del primer caso de COVID-19 en Myanmar, el 23 de marzo, los costos de estos artículos subieron desproporcionadamente al punto de hacerlos inaccesibles a casi toda la población local. Ante este panorama, junto a las organizaciones Zetama y la Fundación de Educación y Desarrollo SehTeh, el JRS impulsó el proyecto de fabricar jabón para las manos, desinfectantes y mascarillas para distribuir entre los grupos más necesitados.

Tras un acuerdo con proveedores mayoristas en Yangon y Taunggyi y el entrenamiento de personas de la comunidad para la utilización de las maquinarias, entre los meses de mayo a junio, el JRS logró adquirir 940 piezas de mascarillas de tela, más de 200 botellas de jabón líquido de un litro y más de 200 botellas de desinfectante de manos de 500 ml, que se distribuyeron en unas 50 escuelas en Shadaw y la zona de Mawchi en el estado de Kayah. Ambas organizaciones continúan produciendo y vendiendo productos de buena calidad a precios razonables, no obstante las dificultades para recibir de los proveedores los empaques y botellas vacías y para distribuir los productos elaborados debido a las restricciones de circulación por la pandemia. 

Promoción de la seguridad con apoyo psicosocial

Junto a este proyecto que ha sido una experiencia significativa para ayudar a abordar los desafíos sanitarios, sociales y económicos de la región, el JRS de Myanmar también ha implementado un proyecto de divulgación y educación en el contexto de la pandemia de COVID-19, que no se ha limitado a la presencia “on-line” debido a la limitada o casi inexistente conectividad a Internet, sobre todo en comunidades remotas afectadas por conflictos. Allí, la organización jesuita proporciona materiales impresos para que los profesores y estudiantes continúen su aprendizaje, con un número reducido de participantes. El JRS y el personal de los socios locales integran en sus materiales de enseñanza y aprendizaje mensajes clave sobre el COVID-19, incluidas estrategias de promoción de la seguridad e higiene, como el uso de desinfectantes de manos, máscaras de tela, jabones y baldes de agua, así como apoyo psicosocial.

CCJ NOTICIAS

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