El Observatorio de COVID-19, de la Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec), advierte que cada vez existe más fatiga por la pandemia y muchos piden el retiro de la mascarilla y declara el fin de la pandemia.

Sin embargo, ha iniciado una nueva ola de COVID-19 en varios países de Europa, Asia y Oceanía, asociado al surgimiento de nuevas subvariantes.

Esto no es buena noticia cuando ya se tiene la pérdida de los anticuerpos por las vacunaciones o infecciones previas.
La variante ómicron del SARS-CoV-2 sigue siendo la más contagiosa de todas y la predominante. Ahora ataca con las subvariantes BA.2, BA.2.12.1, BA.2.75, BA.4/BA.4.6 y BA.5 (sublinajes BQ.1/BQ1.11) BF.7, entre otras.

Cuando se deja de tomar medidas preventivas de contagio, las subvariantes siguen circulando y combinándose entre ellas, dando lugar a nuevas subvariantes y sublinajes.

Como lo muestran las estadísticas, durante las últimas cuatro semanas ha habido un aumento sostenido de casos, hospitalizaciones y mortalidad por COVID-19 por cada millón de habitantes en Taiwán, Alemania, Francia, Italia, Dinamarca, Austria, Reino Unido y Nueva Zelandia.

En los últimos días, la ciudad de Nueva York reporta aumento de casos. Estos siguen el patrón de años previos, cuando las nuevas variantes surgieron en África y luego se propagaron a Europa, Asia, Oceanía y luego a América 1 a 2 meses después.

La Secretaría de Salud (Sesal), en Honduras debería proveer pruebas gratuitas y colectar la estadística de los laboratorios privados, para poder contar con más datos epidemiológicos para la acción.

“Esta nueva ola surgida en invierno, cuando estamos perdiendo los anticuerpos producidos por la vacuna o por la infección con variantes previas, nos vuelve a poner en riesgo y es mejor guardar las precauciones ya sabidas”.
“Esta nueva ola es una prueba de fuego. Si el virus aumenta su severidad, tendremos que prepararnos para resistir por más tiempo y posponer la declaración del final de la pandemia”, advierte el observatorio.

La mascarilla, la buena ventilación de aire, la distancia y la vacunación siguen siendo importantes para prevenir nuevas infecciones y reinfecciones. A diferencia de la gripe de 1918, el COVID-19 deja secuelas crónicas.

Las vacunas, las pruebas diagnósticas y los tratamientos deberán actualizarse para estas nuevas variantes. La fatiga pandémica, las dudas de la población y la vacilación para vacunarse deben ser atendidas con información, transparencia y más investigación, sugieren los investigadores.

CCJ NOTICIAS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.