Mons. Carlos López, Obispo de Salamanca (España). Crédito: Diócesis de Salamanca.
Mons. Carlos López, Obispo de Salamanca (España) explicó su experiencia personal tras sufrir coronavirus, haber estado ingresado en el hospital y posteriormente confinado. Según recordó, en los momentos en los que temió por su vida, oraba al Señor diciéndole “estoy en tus manos, hágase tu voluntad”..
Mons. López relató que “el virus fue bastante benévolo” con él porque tomó precauciones a tiempo, aunque subrayó que durante su enfermedad vivió momentos muy duros y dramáticos.
“Sin duda hay situaciones en las que uno teme por su vida”, en esos momentos Mons. López repetía “Señor, estoy en tus manos, hágase tu voluntad”. Unos momentos, que según afirmó fueron más fáciles gracias a la fe y que le han permitido “despertar la sensibilidad” sobre lo que estaba sucediendo en todos los niveles, en la sociedad y en las familias.
El 19 de marzo, día de San José, Mons. López comenzó a sentir fiebre “primero unas décimas, luego cada día un poquito más”, según recoge la web de la Diócesis de Salamanca.
Durante ese tiempo recibió asistencia telefónica pero el día 24 “me subió la fiebre de forma considerable y ya me alarmé. Necesitaba un reconocimiento médico”.
El médico le visitó el día 25 y le advirtió que de seguir así podría desarrollar una neumonía, ya que forma parte del colectivo vulnerable por tener 74 años y ser asmático”.
Por eso decidió acudir al Hospital de la Santísima Trinidad, en Salamanca (España) donde le realizaron las pruebas pertinentes y dio positivo en coronavirus. Esa misma noche le trasladaron hasta Urgencias del Hospital Clínico, donde quedó ingresado.
Durante ese tiempo, según precisó el Obispo, lo más doloroso fue “la soledad, que me afectó como a todos”, el “aislamiento, el ver que el compañero de al lado se muere” y también preocupación por el estado de salud de otros sacerdotes que estaban afectados por la enfermedad.
“Milagrosamente desde el primer día que ingresé la fiebre casi desapareció. No tuve ningún síntoma grave, la oxigenación estaba normal. Me pusieron oxígeno al mínimo”, explicó el Obispo.
En el tiempo que permaneció ingresado en el Hospital recibió multitud de mensajes de personas que se interesaban por su estado de salud y le aseguraban sus oraciones, pero también le proporcionaban “informaciones dolorosas” como el fallecimiento o el ingreso en el hospital de sacerdotes.
“Les llamaba. Estaban fatal, no tenían fuerzas ni para contestar el teléfono. Fueron días en que la preocupación principal fue esa”.
También durante ese tiempo en el hospital acompañó espiritualmente a un anciano de 90 años que “estaba muy grave y con el que compartí habitación durante tres días”.
El Obispo asistió a su proceso final de vida hasta que murió víctima de un infarto la noche del 29 al 30 de marzo, cuando el Hospital estaba con una gran presión por el Covid, precisan desde la web de la Diócesis de Salamanca.
“Fue muy doloroso. No se le podía hacer nada por la congestión en la que estaban todos los servicios médicos”, explicó el Prelado que asegura que pudo atenderle “espiritualmente en su final. Le pedí permiso y eso le consoló bastante. La providencia de Dios quiso que hubiera allí un sacerdote para éste muriera en paz”, reconoce.
El 31 de marzo, como el estado médico del Obispo mejoraba, Mons. López pudo elegir si marcharse a casa para continuar el tratamiento o ir al Colegio Arzobispo Fonseca, se convirtió en un hospital improvisado para pacientes que se recuperaban del coronavirus.
El Obispo de Salamanca eligió entrar en el Colegio Arzobispo Fonseca, y fueron unos días “distintos” pero que discurrieron “con la preocupación de los sacerdotes que estaban enfermos, y una religiosa que falleció también, la Hermana María Eugenia de la Congregación de las Josefinas Trinitarias”, que era la delegada diocesana para la vida consagrada; una mujer “muy valiosa” y a la que “el virus le atacó de tal manera que no lo resistió”.
Con el paso de los días, los sacerdotes afectados por el coronavirus fueron mejorando “y a día de hoy están todos perfectamente recuperados en la residencia diocesana”, como ha reconocido.
Mons. López estuvo en aislamiento hasta el 10 de abril, cuando superó el coronavirus y pudo regresar a su casa.
En la diócesis de Salamanca fallecieron 10 sacerdotes diocesanos “por el coronavirus o por otras causas parecidas”.
El sábado 25 de julio se celebrará el funeral por todos los fallecidos de la pandemia que “tuvieron que afrontar la enfermedad y la muerte aisladas, separadas de la familia, y morir en un momento de aislamiento eclesial en el cual no fue posible sentir la cercanía de la oración de la comunidad cristiana”. Será a las 08:00 pm, en la catedral de la Diócesis de Salamanca.