Discurso del Cardenal Secretario de Estado con motivo de la visita de los evaluadores del programa Moneyval del Consejo de Europa

“La posición de la Santa Sede entre los miembros del orden internacional no se basa en su soberanía territorial «simbólica», sino más bien en su capacidad para establecer acciones y relaciones en el ámbito supranacional que sean conformes al mandato evangélico que determina su existencia”. Lo ha asegurado el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Ciudad del Vaticano ante los evaluadores del programa Moneyval del Consejo de Europa.

Durante la visita, el Card. Pietro Parolin ha recordado además las palabras que pronunció el Papa Pablo VI en 1965 a la Asamblea General de las Naciones Unidas, asegurando que en ellas el Pontífice esbozó la naturaleza particular del Estado de la Ciudad del Vaticano, cuya creación, en 1929, cerró la Cuestión Romana, originada por la toma de Roma por los italianos el 20 de septiembre de 1870:

“Tenéis ante vosotros a un hombre como vosotros mismos; es vuestro hermano, y entre vosotros, representantes de los estados soberanos, uno de los más pequeños, él también, si queréis considerarnos, de una diminuta, casi simbólica soberanía temporal, lo justo para ser libre de ejercer su misión espiritual, y para asegurar a cualquiera que trate con él, que es independiente de cualquier soberanía en este mundo. No tiene ningún poder temporal, ni ninguna ambición de competir con vosotros; pues no tenemos nada que pedir, ninguna pregunta que plantear; si alguna vez un deseo de ser expresado y permiso de ser pedido, el de poder serviros en lo que nos es dado para hacer, con desinterés, con humildad y amor.”

De hecho, el cardenal señala que el Estado de la Ciudad del Vaticano puede asimilarse a otros Estados “desde un punto de vista externo”, incluso en su exigüidad, pero, al mismo tiempo, “se caracteriza por una peculiaridad irreductible – que debe tenerse siempre en cuenta -, la de estar al servicio del ministerio del Papa, garantizando la soberanía de la Santa Sede y la libertad del Romano Pontífice”. En este sentido – puntualiza – “puede considerarse una realidad funcional e instrumental para un propósito sobrenatural”.

En el citado discurso, recuerda Parolin, San Pablo VI también señaló que la Santa Sede es portadora «de un mensaje para toda la humanidad», interpretando las voces «de los pobres, de los marginados, de los que sufren, del anhelo de justicia, de la dignidad de la vida, de la libertad, del bienestar y del progreso».LEA TAMBIÉN30/09/2020

La Santa Sede quiere anunciar la Buena Nueva

También a señalado que la Santa Sede “se inspira en objetivos diferentes de los que habitualmente persiguen los demás miembros de la Comunidad de Naciones” y cómo, de la necesidad de perseguir estos objetivos, “nace un lugar particular dentro de esa Comunidad”: “En el mencionado discurso, San Pablo VI se refirió a esta peculiaridad, destacando la instrumentalidad de la presencia de la Santa Sede en la Organización de las Naciones Unidas para anunciar la Buena Nueva: «Celebramos aquí el epílogo de una laboriosa peregrinación en busca de la conversación con el mundo entero, ya que se nos ha ordenado: ‘Id y llevad la Buena Nueva a todas las naciones’ (Mc 16,15)» ha dicho Parolin a los evaluadores del programa Moneyval del Consejo de Europa.

Palabras de los papas

Para corroborar esto, el Secretario de Estado ha recordado las palabras de San Juan Pablo II a las Naciones Unidas, en el 50º aniversario de su fundación: “la Santa Sede – en virtud de su misión espiritual – debe animar el esfuerzo común por construir la civilización del amor, fundada en los valores universales de la paz, la solidaridad, la justicia y la libertad». “Esta dimensión, que podríamos denominar «profética» – dice Parolin – si por un lado potencia la voz de los que no tienen voz, por otro, implica que ella misma sea ejemplar en la gestión de todo lo que concierne al Estado, sobre todo el aspecto económico-financiero”.

También ha recordado las palabras del Papa Francisco en su Mensaje para el 25º aniversario de la creación de la Fundación Populorum Progressio en 2017: «Cuando un sistema económico – dijo el Papa Francisco – pone en el centro sólo al dios dinero, se desencadenan políticas de exclusión y no hay más espacio para el hombre o la mujer». Entonces el ser humano crea esa cultura de derroche que implica sufrimiento, privando a muchos del derecho a vivir y ser felices”.

Lucha contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo

El Secretario de Estado así mismo ha querido subrayar el compromiso de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano en el ámbito de las finanzas y de la cooperación internacional en general y, en particular, la elección de participar en el sistema de evaluación de las normas contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo, promovido por el Programa Moneyval del Consejo de Europa: “En la lucha contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo, nuestro sistema interno otorga un papel prominente a la Autoridad de Inteligencia Financiera, que desempeña la función de supervisión y regulación y la función de inteligencia financiera en este ámbito específico. Junto con la Dirección de Inteligencia Financiera, otras entidades, en diversas capacidades y cada una según sus propias atribuciones, desempeñan un papel en las políticas de lucha contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo”.

Además, explica que recientemente también las entidades sin fines de lucro y las organizaciones de voluntarios y las personas jurídicas canónicas y civiles inscritas en los respectivos registros del Estado de la Ciudad del Vaticano “han sido obligadas a informar a la FIA sobre las actividades sospechosas de blanqueo de dinero o financiación del terrorismo”. Se puede ver, por tanto, una aplicación progresiva de sistemas que permiten un mayor control de aquellas corrientes financieras que podrían exponer a riesgos de blanqueo de dinero y financiación del terrorismo. El Cardenal además, asegura a los evaluadores que sus intervenciones y recomendaciones “son un recurso que atesoran”.

Los fondos administrados por la Santa Sede están destinados a obras de religión o de caridad

Por último, Parolin explica que es evidente que la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano no pueden ser tratados de la misma manera que los Estados nacionales, que tienen una exposición diferente a los riesgos en cuestión. “A diferencia de las demás entidades que se adhieren al proyecto Moneyval, cuyas economías están destinadas a crear riqueza y bienestar para sus respectivas comunidades nacionales, los fondos administrados por la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano están destinados principalmente a obras de religión o de caridad”. Al final de su discurso, ha agradecido a los evaluadores su presencia y los estímulos que están dando a la Santa Sede para prestar un servicio “que les permita pensar en una financiación cada vez más al servicio de la humanidad” ha concluido el Cardenal.

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