Desde el 1 de febrero, cuando se dio por inaugurado el período lectivo 2022 debieron estar matriculados al menos un millón y medio de estudiantes, pero el registro actualizado hasta el viernes anterior por las autoridades apenas llega a 354,000 niños.

A lo sumo, la cifra de los pequeños y de los adolescentes que serían inscritos para volver a las escuelas y colegios llegaría a poco más de un millón.

Los expertos han recalcado que Honduras necesita masificar la matrícula para que más niños y jóvenes regresen a clases presenciales.

Antes de la pandemia, Honduras tenía 500,000 niños excluidos de los primeros niveles del sistema educativo, una cifra que ahora se ha elevado a un millón 200,000 menores, admitieron los mismos funcionarios del ramo.

En general, se tiene un horizonte educativo oscuro: Si los centros de enseñanza continúan cerrados, al término de 2022 se habrán ido 300,000 estudiantes.

Reducción de matrícula escolar

Diariamente las aulas van a perder a mil alumnos en caso que las escuelas y colegios continúen abandonados y si no se establecen políticas firmes para el retorno a clases.

En el período entre 2020 y 2021, por lo menos 600,000 niños y jóvenes desertaron a causa de la emergencia sanitaria y, de este grupo, el 20 por ciento nunca volverá a insertarse en su ciclo escolar, según las proyecciones de los especialistas en ciencias de la educación.

A causa de la pandemia, los estudiantes fueron completamente desligados de sus maestros, de sus compañeros y de su escuela, pero el Gobierno tampoco hizo nada para retenerlos en el esquema virtual. No se les dio seguimiento, simplemente se les dejó «a la deriva».

Otra de las trabas para la reanudación de las labores educativas es la infraestructura que está «en ruinas», sin tomar en cuenta que la formación docente quedó más empantanada de lo que estaba antes de la urgencia que trajo consigo el covid-19 y los eventos naturales devastadores.

Retroceso

En el lapso 2020-2021, Honduras perdió tres años de aprendizaje y retrocedió entre dos y tres años en el nivel de escolaridad. La tasa de analfabetismo llega hasta el 17 por ciento.

¿Y los que se agregan al segmento grande que sí saben leer y escribir, pero que cayeron en la ignorancia porque interrumpieron la asimilación de conocimiento en la pausa obligada por la pandemia?

Hay que iniciar por ir tras los niños y jóvenes para llevarlos de nuevo a las aulas de clase.

CCJ NOTICIAS

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