El sacerdote de la Congregación de los Hijos de María Madre de la Misericordia, P. Valentine Ezeagu, fue secuestrado en Nigeria el 15 de diciembre, mientras viajaba al funeral de su padre.
Este martes, mientras el P. Ezeagu conducía en el estado de Imo, en el sureste de Nigeria, fue interceptado por cuatro hombres armados que salieron del bosque y lo obligaron a subir a la parte trasera de su automóvil.
El sacerdote se dirigía a su pueblo natal en el estado de Anambra, donde estaba programada para el 17 de diciembre la celebración del funeral de su padre.
En un comunicado, la congregación religiosa del sacerdote señaló que los desconocidos se alejaron a toda velocidad del lugar luego del secuestro y pidió “oraciones fervientes” para la liberación inmediata del P. Ezeagu.
El ataque se produce después de una semana del secuestro de cientos de escolares en el estado de Katsina, en el noroeste de Nigeria. El 15 de diciembre, el grupo militante islamista Boko Haram se atribuyó la responsabilidad del ataque a la escuela donde todavía hay 300 estudiantes que permanecen desaparecidos.
El arzobispo de Abuja, Mons. Ignatius Kaigama, condenó la alta tasa de secuestros y muertes en Nigeria, y pidió al gobierno que tome más medidas de seguridad.
El 15 de diciembre, el Prelado señaló en una publicación en redes sociales que “los incidentes de asesinatos y secuestros que están ocurriendo actualmente en Nigeria representan ahora una amenaza significativa para todos los ciudadanos”.
“En este momento, la inseguridad es el mayor desafío que enfrenta la nación. El nivel de incidentes y la aparente impunidad se han vuelto inaceptables y no pueden excusarse, sea cual sea el motivo”, agregó.
Mons. Kaigama enfatizó que la responsabilidad principal es del gobierno nigeriano, que en su constitución indica que vela por la “protección de las vidas y propiedades de sus ciudadanos, independientemente de su religión o etnia”.
En 2020, al menos ocho sacerdotes y seminaristas fueron secuestrados en Nigeria, incluido el seminarista de 18 años Michael Nnadi, quien fue asesinado después de que hombres armados lo raptaran junto a tres compañeros en un ataque al Seminario del Buen Pastor en Kaduna.
Mons. Kaigama señaló que “las víctimas de secuestros por motivos ideológicos enfrentan una mayor amenaza de muerte y pueden experimentar períodos más largos en cautiverio”.
“La violencia, los secuestros y el bandidaje de Boko Haram representan graves violaciones de los derechos humanos. Es importante prestar atención a todas las etapas, procesos y tendencias de los sucesos porque están interrelacionados. Las injusticias estructurales infligidas a los jóvenes y los grupos minoritarios son espantosas y, si no se controlan, pueden llevarnos a un punto sin retorno”, dijo.