Son más de 6.000 los menores extranjeros no acompañados presentes en Italia que fueron alcanzados por el programa del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia que les ha brindado, entre otras cosas, acceso a mejores normas de acogida, protección y a programas de desarrollo de aptitudes.
De 2014 a 2019 llegaron a Italia unos 70 mil menores extranjeros no acompañados. Sólo el año pasado hubo 1.600 llegadas por mar. En total, suman 6.000 los menores extranjeros no acompañados presentes en Italia que fueron alcanzados por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
En un comunicado fechado 4 de mayo Unicef informa que el número de menores no acompañados cuyos rastros se han perdido suma 5.300 al 31 de diciembre de 2019. “Si en años anteriores los menores procedían principalmente del África occidental, entre las principales zonas de llegada en 2019 se encuentran la zona de los Balcanes, el África septentrional y Asia, con una prevalencia registrada en los siguientes países: Albania, Egipto, el Pakistán y Bangladesh”.
Entre las actividades del UNICEF, figura un informe presentado en 2019 en colaboración con el ISMU, el ACNUR y la OIM sobre la transición a la edad adulta de los menores extranjeros no acompañados, en el que se destacaban las medidas que debían adoptarse para garantizar la protección y la inclusión socioeconómica de los recién llegados.
Entre los retos del Fondo, el informe subraya que sigue habiendo una falta de homogeneidad en los servicios de protección y acogida de menores extranjeros no acompañados, y que un gran número de menores permanecen fuera del sistema de acogida con riesgo de abuso y explotación. También hay deficiencias en la prevención y la respuesta a la violencia de género y los casos vulnerables, con especial atención a los jóvenes. Además, todavía faltan formas alternativas y complementarias de protección ofrecidas a los centros de acogida y sigue habiendo cuestiones críticas en el acceso al sistema de educación y formación profesional y pocas oportunidades de pasantías. Un entorno al que se añaden los desafíos relacionados con la salud, la legislación, la formación y el acceso a los sistemas de empleo, vinculados a la reciente difusión del nuevo COVID-19.
«En los últimos años el UNICEF ha respondido a las necesidades de protección de los jóvenes que viajan solos para fomentar la escucha, la participación y la inclusión. La reciente emergencia sanitaria nos enfrenta a nuevos retos que han requerido un reajuste repentino de nuestro trabajo. Seguiremos proporcionando apoyo sanitario, jurídico y de formación a todos los jóvenes migrantes y refugiados, trabajando siempre en colaboración con las instituciones, las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado”, asegura Anna Riatti, coordinadora del UNICEF para el programa en Italia.