En medio de la devastación causada por los incendios que han asolado principalmente la región de las Altas Montañas de Veracruz, la Iglesia Católica ha extendido una mano solidaria para ayudar a las familias afectadas por esta tragedia.
En todo el país, se han registrado 2.298 incendios forestales en lo que va del año, siendo Veracruz una de las entidades más afectadas. La región de las Altas Montañas, compuesta por 53 municipios, ha sido particularmente golpeada por esta crisis entre marzo y abril de este año.
Entre las posibles causas de estos incendios se encuentra la práctica de la “roza agrícola”, en la que los campesinos queman el suelo para prepararlo para la siembra. En respuesta a esta situación, el Gobierno del Estado de Veracruz emitió un decreto que prohíbe las “quemas agropecuarias que no cumplan con las condiciones establecidas en las normas oficiales”.
El P. Marcos Palacios, párroco de San Isidro Labrador en la Diócesis de Orizaba, ha sido testigo de la devastación causada por estos incendios en las comunidades de Chicahuxtla, Nicho y Palo Verde, en el municipio de Nogales. En entrevista con ACI Prensa, relató cómo la Iglesia Católica se ha movilizado para ofrecer ayuda a quienes más lo necesitaban.
En los primeros momentos de la emergencia en su comunidad, el sacerdote relata que se convocó a la comunidad a proporcionar “ayuda con víveres, con agua y con alimentos preparados” para las personas afectadas por el fuego, así como para los voluntarios que intentaban contener el desastre.
Conforme se conoció “que lo que necesitaban las personas para apagar el fuego son herramientas, como machetes, picos, palas”, se trabajó junto a la comunidad para “dotarles de algunos otros instrumentos para abrir brechas de cortafuegos”.
Además de las herramientas, el P. Palacios indicó que se proporcionaron despensas a las personas que “se quedaron sin trabajo o a las personas que perdieron también sus sembradíos, tanto de aguacate como de laurel o algún otro tipo de sembradíos”, que es la principal actividad laboral en la zona.
Una vez controlado el fuego, el P. Palacios expresó su preocupación por el riesgo de deslizamientos de tierra después de los incendios, ya que la vegetación que protege contra la erosión ha sido destruida, y muchas “piedras quedaron al descubierto”.
Según reportan las autoridades, a partir de este miércoles 17 de abril se esperan lluvias en la región, acompañadas de tormentas en las zonas de montaña.
Con la llegada de las lluvias, señaló el sacerdote, “corremos el riesgo de que se venga el agua y se produzca algo que le conocemos como ‘barrancada’, que es una cantidad de agua con palos, con piedras, con lodo”.