Todas las semanas la sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral publica un boletín, informando de la labor de la Iglesia en este tiempo de pandemia. En el siguiente artículo, una breve presentación de los temas abordados en su octavo boletín, junto con el enlace a los boletines anteriores.
La Sección Migrantes y Refugiados dedica esta edición del boletín al fenómeno de la trata de personas, con motivo de la celebración del Día Mundial contra la Trata de Personas, el 30 de julio. Podrá leer sobre las iniciativas emprendidas por actores católicos para ayudar a las víctimas de la trata, encontrará información sobre cómo la Iglesia adapta su misión a la situación de emergencia generada por el COVID-19 y podrá leer declaraciones y entrevistas exclusivas.
La respuesta de la Iglesia a la esclavitud moderna durante el período de confinamiento. Se siguieron ejecutando los proyectos en curso y se pusieron en marcha otras nuevas iniciativas para asistir a las víctimas de la trata durante la pandemia del COVID-19 .
“Medaille Trust”, fundado en 2006 por religiosos católicos, es el mayor proveedor de hogares seguros para las víctimas de la esclavitud moderna en el Reino Unido. Durante todo el período de crisis del coronavirus, se siguió prestando asistencia a las víctimas de la trata de personas, aunque su libertad quedó restringida, cosa que “no resultó nada fácil para las personas que acababan de recuperarla, después de dejar atrás situaciones de explotación”, afirmó Garry Smith, director general de “Medaille Trust”. La organización impartió clases de gimnasia y de baile en las casas, fomentó actividades creativas como artes y manualidades para aumentar la concienciación y promovió actividades prácticas como la jardinería. El trabajo de lucha contra la trata que lleva a cabo Cáritas Salford empezó como una iniciativa parroquial para concienciar sobre este fenómeno, pero ha crecido y en la actualidad ofrece la posibilidad de participar en talleres y establece redes a nivel nacional. Fue un feligrés de la parroquia de Nuestra Señora del Valle en Clitheroe, Lancashire, quien dio el primer paso. A continuación, un periodista ayudó a escribir historias sobre el tema, un oficial de policía estableció la “Unidad de lucha contra la trata” de Lancashire y un diseñador gráfico diseñó el anuncio que llevaba un autobús escolar, en el que se incluía el número de asistencia telefónica contra la trata. La diócesis de Salford marca tres claras prioridades en su labor: La identificación de las víctimas de la trata a través de la acción de Cáritas en favor de las personas sin hogar, contactar con los jóvenes que son reclutados para transportar drogas y concienciar sobre las cadenas de distribución, cuyos servicios y productos están relacionados con el trabajo en condiciones de esclavitud.
Otro importante proyecto que no se interrumpió durante este período de confinamiento es el de la «Casa Bakhita” de Cáritas, que brinda protección y apoyo a las mujeres que huyen de la trata de personas, para que puedan iniciar el proceso de recuperación. El confinamiento total restringió significativamente la independencia de las huéspedes, que es una parte esencial de su proceso de recuperación. En respuesta a estos retos, se estableció una “nueva normalidad” en la casa. Se animó a las residentes a centrarse en actividades que se llevaban a cabo en el hogar mismo, como clases de repostería, de costura y de jardinería. Algunos de los cursos impartidos a las residentes, una vez decretado el confinamiento, se convirtieron en clases virtuales, incluyendo asignaturas como el inglés, el teatro y la musicoterapia. También se adoptaron medidas para que las madres pudieran registrar el nacimiento de todos los niños nacidos y para que las entrevistas policiales se reanudaran de manera segura y sensible. El personal de la “Casa Bakhita” ha hecho todo lo posible para que la casa siga siendo un espacio seguro para las ocho residentes y tres bebés que actualmente viven en este hogar de acogida.
La trata de personas durante el COVID-19: efectos y respuestas
La Hna. Gabriella Bottani, Coordinadora Internacional de Talitha Kum, explicó el impacto de la pandemia global sobre la trata de personas y sus consecuencias. Resulta evidente que la vulnerabilidad está empeorando y afectando a un mayor número de personas, especialmente debido a las condiciones de extrema pobreza que, a su vez, facilitan la actividad de los traficantes. Entre los grupos más afectados se encuentran las mujeres, los niños, las minorías étnicas, los ciudadanos extranjeros, sobre todo quienes no tienen papeles y los pueblos indígenas.
Junto con la propagación del virus, el principal factor que contribuye a esta vulnerabilidad es la pérdida de empleo. El mercado laboral es un área clave para que los reclutadores arrastren a las personas a la red de la explotación. Además, se informa de que la violencia doméstica contra las mujeres y los niños está aumentando. Aunque no es parte de la trata como tal, puede ser la causa directa de la trata, porque la violencia doméstica puede obligar a las personas a aceptar cualquier vía de escape.
Además, algunas de las medidas sociales y sanitarias aplicadas a nivel mundial para contener el COVID-19, han tenido enormes repercusiones entre los migrantes, especialmente en los indocumentados y sin permiso de residencia, entre quienes hay muchas víctimas de la trata. Por último, la Hna. Bottani relata cómo el COVID-19 ha afectado las misiones de Thalitha Kum. Los misioneros y voluntarios han recurrido a las redes sociales para llevar adelante su misión y mantener un contacto humano, de manera virtual, con las víctimas de la trata, para lo cual se ha necesitado una capacitación específica.
Misioneros católicos en Brasil advierten de que la pandemia del COVID-19 ha aumentado el número de personas vulnerables sometidas a trabajo forzoso. La precaria situación en la que viven las poblaciones rurales, los migrantes y otros miembros vulnerables de la sociedad, está llevando a muchos a trabajar en condiciones similares a la esclavitud. “La desesperación puede obligar a las personas a aceptar ofertas de trabajo peligrosas”, dijo para Crux el obispo José Ionilton de Oliveira, de Itacoatiara, Estado de Amazonas. Es el vicepresidente de la Comisión de Cuidado Pastoral de la Tierra (CPT) de la Conferencia Episcopal de Brasil, quien supervisa, desde la década de los 70, el trabajo forzoso o bajo coacción en el país. Desde que la pandemia del COVID-19 llegara a Brasil en el mes de marzo, los organismos ambientales que operan en la Amazonía, redujeron o incluso suspendieron completamente las inspecciones que suelen llevar a cabo en la región. Esto ha dado lugar a un aumento de la tala ilegal y limpieza de tierras y, posteriormente, a la deforestación. Gracias a la ayuda brindada por algunas parroquias y diócesis, la CPT está tratando de concienciar sobre los riesgos del trabajo forzoso durante la pandemia, a través de publicaciones en las redes sociales y emisiones de programas radiofónicos. La Iglesia también ha distribuido alimentos a miles de familias, por lo que tendrán un margen de tiempo para poder reflexionar, antes de aceptar una oferta de trabajo peligrosa.
En las zonas urbanas, condiciones de esclavitud análogas suelen involucrar a inmigrantes indocumentados. En São Paulo, el P. Paolo Parise, que coordina el centro Missão Paz (Misión de Paz) para inmigrantes y refugiados, dijo para Crux: “Los inmigrantes bolivianos y paraguayos generalmente trabajan en talleres de costura, que en su gran mayoría se encuentran ahora cerrados. Por lo tanto, muchos inmigrantes se mueren de hambre, lo que les hace particularmente susceptibles a abusos”. Un lado aún más oscuro del trabajo forzoso en Brasil, es el reclutamiento de personas, habitualmente mujeres, a menudo menores de edad, para ejercer la prostitución. Sin un adecuado sistema de supervisión gubernamental durante la pandemia, los casos de trata para fines sexuales están aumentando exponencialmente, afirmó la hermana Roselei Bertoldo, quien trabaja para la Red “Grito por la Vida”, una organización que ayuda a las víctimas de la trata de personas en Brasil.
“Wells of Hope” (Pozos de Esperanza) es un proyecto de Talitha Kum, cuyo objetivo es el de poner fin a la trata de personas en la cuenca del Mediterráneo. Entre sus estrategias cabe destacar la creación de redes que promuevan el liderazgo colaborativo de las mujeres en diferentes niveles y la cooperación entre mujeres cristianas y musulmanas. Se organizan y apoyan reuniones entre mujeres de diferentes tradiciones religiosas, que trabajan contra la trata de personas y con personas en situación de vulnerabilidad social y que corren peligro de ser víctimas de la trata.
El actual brote del COVID-19 en el Líbano ha provocado un aumento de la violencia doméstica contra mujeres, niños, refugiados y trabajadoras domésticas. Para combatir este problema, el equipo de “Wells of Hope Lebanon” ha trabajado activamente para proporcionar ayuda (EN), utilizando los recursos disponibles: redes sociales, visitas domiciliarias, iniciativas conjuntas con otras ONGs nacionales e internacionales. El equipo adquirió kits de protección personal para operar de manera segura y tarjetas de recarga telefónica para ponerse en contacto con las víctimas de abusos. Para ayudar a las trabajadoras domésticas etíopes, que se quedaron en la calle a consecuencia de las dificultades económicas vividas por las familias para las que habían trabajado, el equipo colaboró con otras ONGs (Asamblea de Superiores Mayores en Líbano, Cáritas, OIM y otras ONGs locales y regionales), para ofrecerles un alojamiento, asistencia jurídica, apoyo psicosocial y ayudar a las víctimas a regresar rápidamente a sus países de origen. También en Jordania, el confinamiento obligatorio, junto con condiciones económicas ya de por sí deficientes, afectó de manera especial a las mujeres, provocando un incremento en los episodios de violencia familiar. El equipo de “Pozos de Esperanza” siguió trabajando durante toda la pandemia (EN), por teléfono y a través de las redes sociales, para garantizar la asistencia psicosocial y la protección de las víctimas de abusos y explotación.
Declaraciones y testimonios
Con ocasión de la 44a sesión del Consejo de Derechos Humanos, Mons. Ivan Jurkovič, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, observó que “la trata de seres humanos, en sus diversas manifestaciones, sigue siendo una llaga profunda en la humanidad contemporánea”, como destacó el Papa Francisco en la Conferencia Internacional del Vaticano sobre esta cuestión, celebrada del 8 al 11 de abril de 2019. A pesar del progreso, los datos todavía apuntan a una situación dramática. “Este es un verdadero flagelo para nuestras sociedades porque niega la dignidad de la víctima, tratándola sólo como una moneda de cambio para explotar”. Es una de las expresiones más dramáticas de la “cultura del usar y tirar” y la “cultura del descarte” tan a menudo denunciadas por el Papa Francisco, añadió el Nuncio. Este problema es alimentado por la pobreza, la corrupción, la falta de educación y oportunidades y, en los últimos meses, también por la pandemia de Covid-19. Para la Santa Sede, la única manera de erradicar definitivamente este fenómeno, es una acción concertada a nivel mundial, “una coalición de buena voluntad”. La respuesta no puede limitarse a medidas represivas contra los traficantes, también se debe intervenir en el lado de la demanda. A este respecto, Mons. Jurkovič reconoció la incansable labor de muchas organizaciones confesionales de todo el mundo, dedicadas a la prevención y a salvar, rehabilitar y ayudar a las víctimas a reintegrarse en la sociedad.
En la reanudación de la 43a sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, bajo el punto n. 18 de la Declaración de Viena, la lucha contra todas las formas de explotación en la trata de mujeres, Mirjam Beike, Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor y miembro de RENATE Europa, presentó una declaración en nombre de seis ONG. Dicha declaración se centró en la urgencia de poner fin a la demanda, la criminalización de la explotación de la prostitución, la petición de que no se apliquen medidas punitivas contra las mujeres que han sido prostituidas y la prohibición de que terceras partes operen prostíbulos con fines de lucro. La declaración también incluyó un llamamiento para garantizar la existencia de estructuras legales para las políticas de migración, ya que la migración misma puede hacer que las personas sean más vulnerables a la trata y a la explotación.
Con ocasión del Día Mundial contra la Trata de Personas, el 30 de julio, la Sección M&R se puso en contacto con la Hna. Marinês Biasibetti, Secretaria General de la Comisión Episcopal para Migrantes, Refugiados y Personas Desplazadas (CEMIRDE), para una entrevista sobre la actividad de la Iglesia con respecto a la trata de personas en Mozambique. Como organismo de la Conferencia Episcopal de Mozambique, el trabajo de CEMIRDE abarca siete áreas de intervención, una de las cuales es la prevención y la lucha contra la trata de personas, órganos y partes del cuerpo en Mozambique. La pandemia del COVID-19 afectó directamente a las actividades de la CEMIRDE en esta área. Sin embargo, la Hna. Biasibetti nos dijo que la Comisión ajustó su plan de acción para realizar trabajos de prevención en relación con la pandemia, cosiendo mascarillas y bolsas con mensajes de sensibilización sobre el COVID-19 y la trata de personas. Además, los programas de radio han transmitido este mensaje en las comunidades para crear conciencia. En los últimos meses ha habido varios casos de extracción de órganos y venta de niños albinos en la región central del país.
No hay pruebas de que esos delitos estén directamente relacionados con la pandemia, pero la crisis, asociada a la pobreza, sin duda ha estimulado y alimentado ciertas prácticas que son perjudiciales para la dignidad de las personas y sus derechos fundamentales. “En esta fase, CEMIRDE está acompañando y asistiendo a dos jóvenes en la provincia de Tete, víctimas de la extracción de órganos genitales, y con la colaboración con la Liga Mozambiqueña de Derechos Humanos y otras organizaciones, busca esclarecer los hechos y castigar a los responsables”, dijo la Secretaria General. También informó de que los ataques armados registrados en las regiones del norte y centro de Mozambique están obligando a desplazamientos masivos de personas. “Durante estos desplazamientos se pueden generar condiciones favorables para que se produzcan casos de trata, por lo que la CEMIRDE intensificará sus acciones en las comunidades y estructuras locales, para que las personas estén atentas a los riesgos que plantea este problema”.
También en relación con el Día Mundial contra la Trata de Personas, la Sección M&R conversó con la Hna. Milagros García, Coordinadora de la Comisión Local de Migraciones para la Diócesis de Mindelo y las Religiosas Adoratrices, sobre uno de los proyectos que han emprendido para ayudar a las víctimas de la trata y la explotación en Cabo Verde. “Nuestra principal labor en la Isla de San Vicente se desarrolla con las mujeres víctimas de la prostitución o que se encuentran en grave peligro de exclusión, pero también trabajamos para concienciar e identificar a las niñas víctimas de la trata”, explicó. En lugar de interrumpir su labor con las niñas, por el brote de la pandemia, han seguido manteniendo contacto telefónico con ellas, visitándolas en sus casas y distribuyendo alimentos. Refiriéndose al proyecto “Kredita Na Bo” de las Religiosas Adoratrices, que brinda atención integral a mujeres en situación de prostitución, víctimas de trata y en prisión, la Hermana explicó que: “En estos últimos meses, hemos podido reforzar nuestro compromiso con las mujeres, ofreciendo servicios de mayor calidad, integrales y especializados, brindando a cada una de ellas un espacio de confianza y de apoyo, para que puedan recuperar el control sobre sus propias vidas”. Se están realizando innumerables esfuerzos para responder, de manera creativa, a las necesidades de las mujeres, especialmente desde el punto de vista de la formación profesional, para que puedan crear sus propios recursos y salir adelante económicamente. “Rezamos para que toda esta situación tan grave que estamos padeciendo llegue a su fin y podamos dar también una respuesta creativa a todas las personas que están sufriendo esta lacra de la trata y del tráfico de seres humanos”.
Día Mundial contra la Trata de Personas
La Australian Catholic Religious Against Trafficking in Humans (ACRATH) ha publicado una Guía de dos páginas para el Día Mundial contra la Trata de Personas (EN), en la que se invita a los cristianos a luchar contra la trata de personas. El lector es orientado a través de estas simples preguntas: ¿Todavía existe el fenómeno de la trata de personas en el mundo? ¿Ocurre en nuestro país? ¿Cómo ve un buen ciudadano, que sea también cristiano, las cuestiones relativas a la trata de seres humanos? ¿Qué haría usted, solo o con la ayuda de otros, para detener la trata de personas? Las respuestas deben generar conciencia sobre los problemas y una mayor comprensión acerca de lo que cada uno puede hacer. El documento termina con una oración por el fin de la trata de personas.
La Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor lanzó la campaña virtual “Un alto a la trata”, con motivo del Día Mundial contra la Trata de Personas. Este año quisieron honrar y destacar las contribuciones de quienes trabajan en primera línea para apoyar a las mujeres, niñas, niños y migrantes, todos ellos vulnerables a los traficantes y a la explotación en línea, debido al COVID-19. Puede seguir su campaña en Facebook y Twitter.