La pandemia del Covid-19 ha puesto a prueba a casi todos los países en el mundo. Esta prueba se traduce en la vida social como prueba de liderazgo político, de los sistemas de salud, de los servicios de atención social y de las relaciones entre los seres humanos entre sí y con el medio que los circunda.

En el caso de América Latina la expansión del coronavirus fue lenta en un primer momento, pero actualmente el número de personas contagiadas, en algunos países, está creciendo rápidamente. Las estrategias sanitarias que la mayoría de países han utilizado para enfrentar la pandemia tienen el confinamiento o cuarentena como la principal medida para reducir el crecimiento de los contagios. Este método, eficaz en algunos países de Europa, resultó ser espada de doble filo en América Latina, pues con el encierro, la propagación disminuye con bastante eficacia la difusión del virus, pero plantea para la población que depende del empleo informal, la reducción casi total de sus ingresos.

Covid-19 y empleo informal. El doble filo de la pandemia

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el número de personas sin empleo podría llegar a un récord de 41 millones, de los cuales, 25 millones ya estaban sin trabajo antes de la pandemia. Un peligro inmediato de esta situación es el aumento de las desigualdades sociales, debido a la reducción significativa de los ingresos.

Otro elemento que amplía esta situación dramática es la presencia del trabajo informal, que para América Latina y el Caribe, en 2019 ya rondaba el 51 por ciento de la población, según datos de la OIT.

«Ustedes, trabajadores informales, independientes o de la economía popular, no tienen un salario estable para resistir este momento», escribe el Papa Francisco en una carta publicada el día de Pascua de este año y dirigida a los Movimientos Populares, haciendo referencia a las dificultades que, para el caso de América Latina, viven los trabajadores informales y para quienes, en la misma misiva reconoció: “Tal vez sea tiempo de pensar – es la conclusión de Francisco –  en un salario universal que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan; capaz de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan cristiana: ningún trabajador sin derechos”.

El valor de los excluidos

El Papa reconoce que este sector de la población ha sido excluido de los beneficios de la globalización: “Los males que aquejan a todos, a ustedes los golpean doblemente. Muchos de ustedes viven el día a día sin ningún tipo de garantías legales que los proteja. Los vendedores ambulantes, los recicladores, los feriantes, los pequeños agricultores, los constructores, los costureros, los que realizan distintas tareas de cuidado”.

La forma en que la pandemia golpea al sector informal de la población en lo referente a los ingresos económicos, se amplifica en el campo de la salud. Un factor común a los países de este continente es que la inversión en salud por parte de los Estados en las últimas décadas se fue reduciendo al mínimo. De esto dan cuenta las numerosas campañas lideradas por la Iglesia Católica y otras instituciones para conseguir oxígeno y así ayudar a los enfermos de Covid-19 en Perú, Ecuador, Bolivia, Brasil. El mundo es testigo del enorme trabajo de las Cáritas, al apoyar con alimentos a numerosas familias y personas vulnerables. No podemos olvidar las “ollas populares” de Argentina, Paraguay, Chile y otros países.

De todas estas personas que luchan para que los otros vivan, el Papa dice que son: «un ejército sin más arma que la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo».

Covid-19 en expansión

Hasta el día 6 de julio, la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), reporta para la región de la Amazonía, un total de 495.597 contagiados con Covid-19 y 15.473 fallecidos. Los países con el mayor número de contagio son, en orden descendente: Brasil, Perú, Bolivia. Ecuador y Colombia.

En la Amazonía que comparten Perú, Ecuador, Bolivia y Colombia se libra una verdadera batalla por reducir el impacto de la pandemia en las poblaciones indígenas. Importantes líderes ya han perdido la vida por esta causa. Las diferentes conferencias episcopales de la región han pedido a los gobiernos medidas urgentes para enfrentar la crisis y que tomen en cuenta las particularidades de las culturas locales; sin embargo, las respuestas todavía no están a la altura de los desafíos sanitarios.

En lo referente a todo el continente americano, la web de la Universidad Johns Hopkins reporta que el país con más casos de contagio es Estados Unidos, seguido por Brasil, Perú, Chile, México, Colombia y Canadá. En lo referente a las defunciones, Estados Unidos presenta el mayor número, seguido por Brasil, Perú, México y Canadá.

CCJ NOTICIAS

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