En un comunicado, los obispos estadounidenses exhortan a la clase dirigente del país a que tomen en cuenta las necesidades urgentes de las comunidades de trabajadores agrícolas migrantes, puesta a dura prueba a causa de la pandemia. Y mientras honran “su heroico papel entre los muchos desafíos que deben enfrentan durante esta crisis”, recuerdan que ellos son particularmente vulnerables.

«Instamos a nuestros líderes políticos a que consideren las realidades y necesidades emergentes y urgentes de las comunidades de campesinos y trabajadores agrícolas migrantes en todo el país durante este período de la pandemia del Coronavirus. Para derrotar el virus, nadie debe quedar fuera», dijeron los obispos estadounidenses a cargo de la pastoral de migrantes dentro de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos en un comunicado publicado en el sitio web del Episcopado.

«El Coronavirus ha cambiado la vida de la gente en la mayor parte del planeta, haciendo experimentar el aislamiento social y la cuarentena», escriben, «aquí en los Estados Unidos, se estima que alrededor del 95% de los americanos han sido afectados por alguna forma de orden para permanecer en casa».

«Deseamos expresar nuestra sincera gratitud y oraciones por los numerosos trabajadores esenciales de todo el país, que nos han ayudado a recibir nuestras medicinas, alimentos y otras necesidades básicas en este difícil momento», continúan, «entre ellos queremos destacar la realidad de las comunidades de campesinos migrantes y honrar su heroico papel entre los muchos desafíos que deben enfrentan durante esta crisis».

Más de un millón de agricultores de los Estados Unidos son considerados trabajadores esenciales, fundamentales para satisfacer las necesidades nutricionales de la nación durante esta pandemia. El Departamento de Trabajo de los Estados Unidos estima que cerca de la mitad de estos trabajadores agrícolas no están certificados. «Al igual que muchas poblaciones móviles e itinerantes, los trabajadores agrícolas migrantes indocumentados son particularmente vulnerables a los efectos de la epidemia del Coronavirus», añaden los obispos, «muchos trabajadores agrícolas migrantes carecen de acceso al seguro médico, a la atención médica y a opciones de licencia por enfermedad o de licencia pagada; sus condiciones de vivienda suelen ser precarias en hogares superpoblados con pocas oportunidades de desplazamiento social, condición que también se da en el transporte hacia y desde el trabajo, mientras que no siempre se dispone de dispositivos de protección personal».

Por lo tanto, las consecuencias económicas de la pandemia están teniendo efectos devastadores en estas comunidades, destacan los obispos: «Con las interrupciones y los despidos debidos al Covid-19, muchos trabajadores agrícolas y sus familias se encontrarán sin ingresos en un futuro próximo, mientras que otros que se quedarían en casa por motivos de salud corren el riesgo de ir a trabajar durante este período como trabajadores esenciales. El cuidado de los hijos para las familias, tras el cierre de las escuelas, es otra esfera de preocupación conexa, mientras la realidad de la inestabilidad financiera, el aumento del estrés y la ansiedad durante este período también puede contribuir al aumento de los casos de violencia doméstica y de explotación laboral.

Además de estos retos, ya muy numerosos, existe también el temor de que las medidas de aplicación de la ley en materia de inmigración puedan disuadir a alguien de buscar el tratamiento médico necesario o de hablar de las formas de abuso en el hogar o en el lugar de trabajo que puedan producirse. «A pesar de estas preocupaciones, hay signos de esperanza en la industria agrícola en toda la nación. Muchos agricultores están haciendo todo lo posible para proteger a sus trabajadores y garantizar la comunicación y la aplicación de directrices y medidas de distanciamiento social. Expresamos nuestra sincera gratitud a estas empresas e imploramos que esta tendencia se aplique en todo el país para la protección, la seguridad y el bienestar básico de todos los trabajadores agrícolas y sus familias», concluyen los prelados.

CCJ NOTICIAS

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