En el año en el que se celebra el 100° aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Rumanía y la Santa Sede, recordamos los momentos más significativos de la visita que el Papa realizó a la tierra rumana el año pasado. Muchas de las iniciativas para conmemorar estos aniversarios debieron posponerse debido a la emergencia causada por el coronavirus

Los días vividos hace un año, con motivo del Viaje apostólico del Papa Francisco a Rumanía, que tuvo lugar del 31 de mayo al 2 de junio de 2019, quedaron grabados en el corazón del pueblo rumano. De aquel evento quedan momentos inolvidables ligados a varias zonas – Bucarest, Sumuleu Ciuc, Iaşi y Blaj – y a las diferentes comunidades de esta nación.LEA TAMBIÉN31/05/2019

En el signo del ecumenismo

El Viaje apostólico de Francisco a Rumanía, veinte años después del de San Juan Pablo II, tuvo un fuerte carácter ecuménico, tal como lo marcó ya el primer día con el encuentro con el Sínodo Permanente de la Iglesia Ortodoxa. El Papa en aquella ocasión exhortó a:

Caminar juntos con la fuerza de la memoria, no la memoria de los males sufridos e infligidos, de los juicios y prejuicios, de las excomuniones, sino la memoria de las raíces, de los primeros siglos en los que el Evangelio, anunciado con parresia y espíritu de profecía, encontró e iluminó a nuevos pueblos y culturas

Otro evento central del primer día del Viaje apostólico a Rumanía fue la Oración del Padre Nuestro en la nueva Catedral ortodoxa de Bucarest, ante la presencia del Patriarca Daniel. La oración fue precedida por estas palabras del Papa Francisco:

Cada vez que decimos el Padre Nuestro reafirmamos que la palabra Padre no puede estar sin decir nuestro. Unidos en la oración de Jesús, nos unimos también en su experiencia de amor e intercesión que nos lleva a decir: Padre mío y Padre tuyo, Dios mío y Dios tuyo

Con la mirada hacia María

El segundo día del Papa Francisco en Rumanía se abrió con la Misa en el Santuario mariano de Sumuleu Ciuc. Aquí resonó el fuerte llamamiento del Pontífice:

“¡Hermanos y hermanas, no olvidemos: a quien arriesga, el Señor no lo defrauda!”

E invitó a caminar juntos, arriesgándose y dejando que el Evangelio sea la levadura capaz de impregnarlo todo y de dar a nuestros pueblos la alegría de la salvación, en la unidad y en la fraternidad. Además, durante el siguiente encuentro mariano con los jóvenes y las familias en Iaşi, el Papa se centró en el don de la fe.

“La fe no se transmite sólo con las palabras, sino con gestos, miradas y caricias como las de nuestras madres, nuestras abuelas; con el sabor de las cosas que hemos aprendido en casa, de manera sencilla y genuina”

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Tierra de martirio y discriminación

El tercer y último día del Viaje apostólico a Rumanía se abrió con la Divina Liturgia y Beatificación de los siete Obispos greco-católicos mártires en Blaj. Y en su homilía el Santo Padre dijo entre otras cosas: “Estas tierras conocen bien el sufrimiento del pueblo cuando el peso de la ideología o de un régimen es más fuerte que la vida y prevalece como norma sobre la vida y la fe del pueblo”.

Y refiriéndose a los nuevos Beatos, el Papa añadió que «ante la feroz opresión del régimen, demostraron una fe y un amor ejemplares por su pueblo. Con gran coraje y fortaleza interior, aceptaron ser sometidos a un duro encarcelamiento y a todo tipo de maltratos, para no negar a su amada Iglesia».

Antes de la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Sibiu, Francisco se reunió con la comunidad gitana en Blaj para decirles:

“En mi corazón llevo un peso. Es el peso de las discriminaciones, de las segregaciones y de los malos tratos que sufrieron sus comunidades. La historia nos dice que también los cristianos, incluso los católicos, no son ajenos a tanto mal. Me gustaría pedir perdón por esto”

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Rumanía y Santa Sede: 100 años de relaciones diplomáticas

Este 2020 es un año muy significativo no sólo porque ha transcurrido ya un año desde el Viaje apostólico del Papa Francisco a Rumanía, sino porque es casi inminente la celebración del centenario de relaciones diplomáticas entre ambos Estados. Era el 12 de junio de 1920 y Dimitrie Pennescu presentaba en el Vaticano sus Cartas credenciales como Enviado extraordinario y Ministro plenipotenciario de Rumanía.

Los vínculos con la Sede Apostólica se remontan a la época medieval, como lo demuestra la correspondencia entre la Iglesia de Roma y los Príncipes de las tierras rumanas. Pero las relaciones oficiales se establecieron después de la Primera Guerra Mundial.

Nunciatura Apostólica en Rumanía

El 10 de mayo de 1927 se firmó el Concordato, que entró en vigor en 1929. Como recuerda el Ministerio de Asuntos Exteriores de Bucarest, el documento ha hecho posible la reorganización de la Iglesia Católica de rito latino, garantizando a sus fieles la expresión de la libertad religiosa. Después de la llegada del comunismo, comenzó un período de persecuciones. Muchos católicos y ortodoxos fueron asesinados. Las relaciones entre Rumanía y la Santa Sede se reanudaron unos meses después de la caída del régimen comunista en 1989. Diez años después, San Juan Pablo II visitó esta nación. Y el año pasado, siguiendo los pasos del Papa Wojtyła, también Francisco abrazó al pueblo rumano.

CCJ NOTICIAS


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