En una carta con motivo del primer centenario de «Stella Maris», el Apostolado del Mar, el Prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral lanza un llamamiento para que se asegure la rotación de las tripulaciones varadas en el mar debido a la pandemia.

El Cardenal Peter Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, se dirige con un «gracias» a los cientos de capellanes y voluntarios de Stella Maris, activos en unos 300 puertos y que ayudan a más de un millón de marinos cada año, realizando al menos 70 mil visitas a los barcos.

La ocasión es el centenario del nacimiento del Apostolado del Mar tal como lo conocemos hoy, el 4 de octubre de 1920 en Glasgow. Un centenario que debía celebrarse con el XXV Congreso Mundial del Apostolado del Mar organizado en la ciudad escocesa del 29 de septiembre al 4 de octubre, pero que tuvo que ser aplazado, debido a la pandemia, hasta 2021, del 3 al 8 de octubre. Sin embargo, con motivo del primer centenario de Stella Maris (Apostolado del Mar), tendrá lugar en Glasgow, el próximo domingo, la misa presidida por el Arzobispo, Monseñor Philip Tartaglia, que será transmitida en directo por streaming.

Covid y la emergencia humanitaria en el mar

Con el cierre de las fronteras y la cuarentena impuesta por muchos gobiernos para hacer frente a la pandemia, se ha creado una «crisis de emergencia humanitaria en el mar», como se señala en la carta del cardenal Turkson, hasta el punto de que se estima que más de 300.000 marinos y marineros están actualmente varados en el mar. «Sus contratos se han prorrogado mucho más allá del límite de 11 meses establecido por el Convenio sobre el trabajo marítimo (CTM), dejándolos lejos de sus seres queridos, sometidos a estrés mental y fatiga física.LEA TAMBIÉN07/08/2020

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De ahí que se hayan lanzado llamamientos de muchos sectores pidiendo que sean considerados como «trabajadores clave» y, por lo tanto, se creen «canales especiales» que faciliten el cambio de tripulación. Llamamientos «han sido hasta ahora ignorados», escribe el cardenal. Desde aquí, «como lo ha hecho Stella Maris desde sus orígenes, queremos expresar nuestra solidaridad con la gente de mar» y pedir a los gobiernos, junto con las organizaciones nacionales e internacionales, que «cooperen para resolver esta dramática situación aplicando los protocolos aprobados por la OMI para permitir una rotación segura de las tripulaciones.

“¡Queremos ver a los marinos que están varados en el mar regresar a sus países y reunirse con sus seres queridos!”

La Iglesia cercana a la gente del mar

En su carta, el cardenal Turkson también relata los primeros pasos del Apostolado del Mar con el estímulo y la aprobación de Pío XI en 1922, y luego extiende su mirada sobre la misión actual, que ve una industria marítima que experimenta enormes transformaciones, con buques cada vez más informatizados y tripulaciones cada vez más multiculturales. La piratería, la criminalización y, por último pero no menos importante, el Covid-19; han aumentado el estrés y el aislamiento. El ministerio pastoral también ha evolucionado utilizando las nuevas tecnologías, pero «hoy más que nunca, al trazar el futuro» de este apostolado «estamos llamados», dice el pururado, «a abrirnos al Espíritu de renovación y a encontrar nuevos caminos y medios para ser la Iglesia que navega con la gente del mar».

Con motivo del centenario, se invita por tanto a todas las Conferencias Episcopales a nombrar «un Obispo Promotor responsable de fomentar el cuidado de la gente del mar», mientras que se insta a los Obispos de las diócesis marítimas a nombrar capellanes y a considerar la pastoral marítima como parte integrante de las responsabilidades pastorales de la diócesis y las parroquias.

Una de las características del apostolado de Stella Maris ha sido siempre la visita a los barcos con la proximidad de los marinos y pescadores que, cuando desembarcan, no ven la hora de ponerse en contacto con sus familias, pedir consejo para resolver problemas contractuales o simplemente necesitan hablar con alguien. El cardenal Turkson nos lo recuerda para subrayar que, aunque debido a las restricciones para evitar la difusión del Covid, la forma de prestar asistencia pastoral ha cambiado radicalmente; no debe cambiar la sustancia de «un ministerio de presencia» utilizando también herramientas tecnológicas para ofrecer apoyo.

Y para continuar creciendo en esta misión, es «de vital importancia que redescubramos el significado de la oración y recreemos grupos de apoyo» para fortalecer el compromiso de nuestros capellanes, recomienda, una vez más, el cardenal.

El cambio del logotipo por un compromiso de servicio

Asimismo, el purpurado se detiene en el cambio del logotipo de Stella Maris, que ha sido rediseñado para responder a los signos de los tiempos y, señala, no sólo es «una hermosa pegatina» sino que representa la identidad y debe ser la guía para el compromiso al servicio del mundo marítimo. De hecho, el ancla simboliza esa esperanza que uno está llamado a llevar; el salvavidas, la fe; el Sagrado Corazón de Jesús, la caridad para acoger a todos; los rayos de luz son un símbolo de la luz de Cristo para irradiar en un mundo de abuso y explotación. Y luego el nuevo elemento de las olas del mar que resaltan la nueva conciencia de cuidar el mar como el entorno en el que la gente vive y trabaja. Finalmente, con una oración compuesta para el Centenario, el Cardenal Turkson confía este apostolado a la Virgen María, Stella Maris, para que siga siendo «un refugio seguro para los marinos, pescadores y sus familias».

Padre Cicerón: por un nuevo anhelo

Sobre la necesidad de actualizar el logo, el director internacional de Stella Maris, el Padre Bruno Cicero, también hace referencia en una Carta en la que explica cómo «el nombre original ‘Apostolado del Mar’ (en latín Apostolatus Maris) recuerda que inicialmente nuestro ministerio se inspiró en el Apostolado de la Oración. Luego, a medida que creció, se crearon centros para la gente del mar en muchos puertos y se les llamó ‘Stella Maris’, un nombre tradicional usado para referirse a Nuestra Señora como la estrella polar que nos guía a Cristo». 

«Estos dos nombres», continúa explicando el Padre Bruno, «están escritos a menudo dentro del logotipo. Aparecen de forma intercambiable y se utilizan comúnmente para definir nuestro ministerio a la gente del mar. A veces esto ha creado confusión y malentendidos, dando la impresión de que son dos organizaciones diferentes y separadas. Hoy en día los marinos consideran a nuestros capellanes y voluntarios como ‘los de la Stella Maris’ más que como el ‘Apostolado del Mar’. Por lo tanto, con motivo del Centenario, sentimos la necesidad de actualizar el logo».

“De ahora en adelante el nombre oficial que designará el apostolado de la Iglesia Católica para la gente del mar será ‘Stella Maris’, que reemplazará el nombre actual, Apostolado del Mar”

En esta situación de crisis, el Padre Cicerón también señala que «el enfoque tradicional de la Stella Maris de poner en práctica su cuidado pastoral debe ser repensado. Debemos ser inventivos y encontrar nuevas formas de estar presentes en los muelles y ser una Iglesia que navega con la gente del mar».

«Estos dos nombres», continúa explicando, «están escritos a menudo dentro del logotipo. Aparecen de forma intercambiable y se utilizan comúnmente para definir nuestro ministerio a la gente del mar. A veces esto ha creado confusión y malentendidos, dando la impresión de que son dos organizaciones diferentes y separadas. Hoy en día los marinos consideran a nuestros capellanes y voluntarios como ‘los de la Stella Maris’ más que como el ‘Apostolado del Mar’. Por lo tanto, con motivo del Centenario, sentimos la necesidad de actualizar el logo». Y, subraya, «de ahora en adelante el nombre oficial que designará el apostolado de la Iglesia Católica para la gente del mar será ‘Stella Maris’, que reemplazará el nombre actual, ‘Apostolado del Mar’. En esta situación de crisis, el Padre Cicerón también señala que «el enfoque tradicional de la Stella Maris de poner en práctica su cuidado pastoral debe ser repensado. Debemos ser inventivos y encontrar nuevas formas de estar presentes en los muelles y ser una Iglesia que navega con la gente del mar».

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