En una carta firmada por el Sustituto, la oración del Papa Francisco por los trabajadores que, comprometidos en la cadena agroalimentaria, se enfrentan a los riesgos vinculados a la pandemia y sufren la explotación por parte de las empresas.
El compromiso y los sacrificios de los trabajadores de la cadena agroalimentaria en tiempos de pandemia y la explotación y marginación de los trabajadores inmigrantes. Este es lo que está en el corazón y en las palabras del Papa Francisco quien, en una carta firmada por el sustituto de la Secretaría de Estado, Edgar Peña Parra, responde al Secretario General de la Federación Agrícola Italiana (Fai Cisl), Onofrio Rota quien, en los últimos días, había pedido consuelo y atención para las cuestiones críticas que marcan el sector agrícola.
Riesgos y marginación
El Sustituto de la Secretaría de Estado transmitió la cercanía del Papa Francisco «a los numerosos trabajadores que, en el marco de la cadena alimentaria, realizan esfuerzos considerables, entre muchos riesgos y dificultades, para proporcionar los alimentos necesarios a la comunidad». «El Papa – continúa – los recuerda en la oración, mientras lleva en su corazón la dolorosa situación de los trabajadores ilegales de varios países, que son relegados a los márgenes de la sociedad y sufren condiciones de explotación inaceptables».
Salir de la ilegalidad
En el mensaje se expresa «compartir» la necesidad expresada por el sindicato para regularizar las actividades de los hombres que, hoy más que nunca, están expuestos a riesgos de contaminación por no encontrarse en seguridad, y que siguen garantizando el suministro de alimentos en las mesas. «Es ciertamente compartible – se lee en la carta – la necesidad de atender a quienes, privados de dignidad, sienten las consecuencias de una integración no realizada de manera más aguda, estando ahora más expuestos a los peligros de la pandemia. Es de esperar, pues, que su situación salga de la clandestinidad y se regularice, de manera que se reconozcan los derechos y deberes de todo trabajador, se oponga a la ilegalidad y se evite el flagelo del ‘caporalato’ (forma ilegal de trabajo agrícola y mano de obra a bajo costo) y el surgimiento de conflictos entre personas desfavorecidas».