“La pandemia de Covid-19 corre el riesgo de frustrar todos los esfuerzos y especialmente los grandes sacrificios realizados en los últimos años para empezar a mirar al futuro con un poco de esperanza”. El Padre Antonio Voutsinos, presidente de Cáritas Grecia, habla de la rápida reacción del país helénico a la pandemia de coronavirus y del temor de una nueva recesión pospandémica.
«Este es el tiempo de unidad y de la solidaridad. Europa no puede ni debe faltar a esta cita. Que haga su parte, está en juego su historia». Son palabras del padre Antonio Voutsinos, presidente de Cáritas Grecia. “Ahora, dijo el sacerdote a la agencia SIR, la pandemia de Covid-19 corre el riesgo de frustrar todos los esfuerzos y especialmente los grandes sacrificios realizados en los últimos años para empezar a mirar al futuro con un poco de esperanza”. En efecto, los 11 millones de habitantes del país hicieron un duro trabajo para superar la crisis económica y financiera comenzada en octubre de 2009 y finalizada formalmente en agosto de 2018, después de tres planes de rescate por más de 325.000 millones de euros bajo la intervención de la Troika (UE, BCE y FMI).
A pesar de la crisis económica, Grecia está haciendo frente mejor que otros a la emergencia del Coronavirus: hasta el 3 de mayo, las autoridades griegas confirmaron 2.626 casos y 143 muertes por Covid-19. Las infecciones están principalmente en la región de Patras, Salónica, Calcídica y Tracia, informa la agencia Sir.
No bajar la guardia en los campos de desplazados
“Las autoridades», explica el Padre Voutsinos, «han actuado con prontitud al adoptar medidas restrictivas, lo que ha frenado la propagación del virus, especialmente en las islas griegas, donde sólo se permite la entrada a los residentes. Estas elecciones también han evitado, al menos hasta ahora, la propagación del contagio en los campos de desplazados. Pero no debemos bajar la guardia».
Grecia alberga a unos 100.000 solicitantes de asilo y la mayor concentración, más de 36.000, se encuentra en las islas egeas de Quíos, Samos y Lesbos. En esta última isla hay más de 20.000 personas, 18.000 de ellas sólo en el hotspot de Moria, que tiene una capacidad de menos de 3000 puestos.
Para hacer frente a los riesgos de un posible brote de coronavirus en los campos, las autoridades griegas están trabajando junto con la Comisión Europea. Se ha activado el Mecanismo de Protección Civil de la UE con la solicitud de alojamiento, higiene y equipo médico, como generadores de oxígeno, máquinas de rayos X y sillas de ruedas.
Medidas preventivas y reapertura de actividades
A partir del 4 de mayo, es obligatorio el uso de máscaras en supermercados, taxis, peluquerías, hospitales, transportes públicos y espacios cerrados (incluidos los ascensores). Los infractores son multados con 150 euros. El 11 de mayo, las persianas se podrán levantar de nuevo en el resto de las tiendas. A principios de junio, tocará el turno a los lugares de entretenimiento y deportes, como cines, teatros, gimnasios. Todos tendrán que asegurar el distanciamiento social y una capacidad máxima del 60%. A partir del domingo 17 de mayo, también está prevista la reapertura de las iglesias. Pero todo dependerá de la tendencia de la curva epidemiológica.
Resiliencia griega madurada durante los años de crisis
Ayudando a Grecia a hacer frente a esta emergencia del virus Covid-19, admite el presidente de Cáritas, está también «la resiliencia de los griegos, madurada durante los duros años de la crisis. Todos hemos respetado inmediatamente las restricciones del gobierno, juzgando estos sacrificios como necesarios, y no sólo inevitables».
Las estimaciones económicas dicen que la epidemia de coronavirus le costará a Grecia entre 3 y 5 mil millardos de euros al mes. Cifras que habrá que revisar al alza porque el próximo verano no habrá muchos ingresos del sector turístico, que tan sólo el año pasado ha aportado más de 18.000 millardos de euros, casi el 20% del PIB griego.
Se teme una nueva recesión
«El cierre de muchos negocios – confirma el padre Voutsinos a la agencia Sir- ha provocado la pérdida de miles de puestos de trabajo y una contracción del consumo. El estado está ayudando a los que han perdido su trabajo con subsidios mensuales de 800 euros. Es una cifra importante, para algunos incluso más alta que el salario que recibía cuando trabajaba. ¿Pero cómo devolveremos este dinero?». «No soy economista o analista financiero, sólo soy un sacerdote – dice el presidente de Cáritas – No entiendo mucho de Eurobond, Mes, Recovery fund. Pero sé a qué sacrificios nos llamará Europa. Por eso lo repito: Este es un momento para la unidad y la solidaridad. Europa no puede y no debe faltar a esta cita. Está en juego su historia.
«Como Caritas – añade – estamos tratando de proporcionar ayuda material a los más necesitados y vulnerables. No hemos suspendido nuestros programas de ayuda. Continuaremos en la medida de lo posible, pero ahora más que nunca necesitamos una Europa que esté unida y unida en las decisiones que se tomen».