Una vez más este año, los ciudadanos y turistas romanos podrán volver a revivir mediante la oración lo que pasó en el siglo IV. Para celebrar la tradicional fiesta de la Dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor – una de las cuatro Basílicas papales en Roma – se ha preparado un rico programa, que culminará con la Misa Solemne de la mañana.
Roma, en pleno verano, se cubrió de blanco. Hace exactamente 1662 años. Era el 5 de agosto de 358, cuando, según la tradición, la Virgen María se le apareció en un sueño al Papa Liberio y al patricio Juan, pidiéndoles que construyeran una iglesia en el lugar que él hubiera indicado. En la mañana del 5 de agosto, el monte Esquilino se cubrió milagrosamente de nieve. Desde entonces, los romanos recuerdan ese evento como «el milagro de la nieve». Por tanto, el 5 de agosto es la fiesta de la Dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor que se celebrará de nuevo este año con una misa solemne.
El programa
Los preparativos de la fiesta ya comenzaron el domingo 2 de agosto con el rezo del Santo Rosario meditado y las Vísperas, que se celebraron en los dos días siguientes. El miércoles 5 de agosto a las 10:00 a.m. tendrá lugar la Solemne Misa Pontificia, presidida por el Cardenal Stanislaw Rylko, arcipreste de la Basílica.LEA TAMBIÉN17/06/2020
Durante el canto de la Gloria, se realizará la tradicional lluvia de pétalos blancos en memoria de la nevada del 358. A las 4:15 p.m. el rezo del Santo Rosario, seguido de las Solemnes Segundas Vísperas Papales presididas por Monseñor Piero Marini, con una nueva lluvia de flores en el Magnificat. A las 18:00, finalmente, se celebrará la misa de clausura de la fiesta, presidida por Monseñor Francesco Canalini.
La Basílica
Santa María la Mayor es una de las cuatro basílicas papales romanas y es la única que ha conservado las primeras estructuras cristianas. Su campanario de estilo románico renacentista, encargado por Gregorio XI a su regreso de Aviñón, es el más antiguo de Roma. Una de sus cinco campanas, «la sperduta», suena cada noche a las 9 p.m. una llamada para todos los fieles.
La magnífica Basílica consta de tres naves, tiene un aire solemne y un ritmo elegante debido también a los cánones de Vitruvio según los cuales fue construida. Su monumentalidad también está ligada a la belleza de su mármol. Cuenta con magníficos frescos, pero conocidos en todo el mundo son sobre todo los maravillosos mosaicos del siglo V, encargados por el Papa Sixto III. Los encontramos a lo largo de la nave y en el arco del triunfo y resumen respectivamente los cuatro ciclos de la Historia Sagrada, cuyos protagonistas son Abraham, Jacob, Moisés y Josué, así como la infancia de Cristo.
Salus Populi Romani
En la Basílica hay también una imagen de la Virgen tan querida por la piedad popular, la Salus Populi Romani, «la salvación del pueblo romano». El Papa Francisco es particularmente devoto de esta imagen.
Tal es así que cuando fue elegido como Papa el 14 de marzo de 2013, el día después de su elección, se dirigió hasta esta Basílica para rezar ante la imagen de la Madre de Dios. El Santo Padre hizo de esta visita un hábito que se repite antes y después de cada uno de sus viajes apostólicos, en agradecimiento a la Salus Populi Romani.