28/08 – 04/09/2022

Construir el futuro con los migrantes y los refugiados

 108 Jornada Mundial del migrante y del refugiado

Construir el futuro con los migrantes y los refugiados, este es el lema que inspira el emotivo mensaje del Papa Francisco para la 108 Jornada Mundial del migrante y del refugiado correspondiente al año 2022.

Construir el futuro con los migrantes y los refugiados también significa reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar al proceso de edificación. En el discurso del Papa somos invitados a preguntarnos qué futuro queremos, por aquello por lo que nos esforzamos, no es solo para este día, sino que debe ser sobre todo para el mañana.

Jesús nos invita a no angustiarnos por las necesidades de cada día: “No anden tan preocupados ni digan, ¿Tendremos alimentos? O ¿Qué beberemos?, o ¿Tendremos ropas para vestirnos?” (Mt 6,31).

No queremos que nuestros hermanos que transitan por las rutas migratorias les agobien el suplir sus necesidades diarias, debemos solidarizarnos con ellos y compartir lo que podamos y a la vez conocer las formas en que apoyan las iglesias y otras instituciones no gubernamentales para sumar esfuerzos.

El mensaje del Santo Padre, está dividido en seis subtemas, en los que profundizó algunos componentes esenciales de la aportación de los migrantes y refugiados – real y potencial – al crecimiento social, económico, cultural y espiritual de las sociedades y de las comunidades eclesiales.

Un mundo en el que vivir en paz y con dignidad

«Construir el futuro con los migrantes y los refugiados» es el título del documento, firmado en San Juan de Letrán el pasado 9 de mayo, en el que el Pontífice entrelaza su examen del fenómeno migratorio que sigue siendo de actualidad y se ha hecho más urgente por la guerra de Ucrania, la pobreza que impera en diferentes países latinoamericanos, falta de empleo y oportunidades que obliga a este sector de la población a emigrar y a dejar a su familia e incluso a migrar junto con ella exponiéndose a peligros como vejámenes o incluso la muerte.

El mundo actual es cada día más elitista y cruel con los excluidos. Los países en vías de desarrollo siguen agotando sus mejores recursos naturales y humanos en beneficio de unos pocos mercados privilegiados. Las guerras afectan solo a algunas regiones del mundo; sin embargo, la fabricación de armas y su venta se lleva a cabo en otras regiones, que luego no quieren hacerse cargo de los refugiados que dichos conflictos generan. Quienes padecen las consecuencias son siempre los pequeños, los pobres, los más vulnerables, a quienes se les impide sentarse a la mesa y se les deja solo las ‘migajas’ del banquete.

El desarrollo exclusivista hace que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres. El auténtico desarrollo es aquel que pretende incluir a todos los hombres y mujeres del mundo, promoviendo su crecimiento integral, y preocupándose también por las generaciones futuras”.

Con pasajes bíblicos de los Profetas y del Evangelio. La visión de fondo es de tiempos antiguos, el Reino de Dios, la «Nueva Jerusalén», la morada de Dios y la meta de la humanidad; la mirada está puesta en los acontecimientos actuales, las «tribulaciones de los últimos tiempos» que nos llaman a renovar nuestro compromiso con la construcción de «un mundo donde todos podamos vivir dignamente en paz».

Concluye el Mensaje del Papa, con una oración especialmente compuesta en la que el Papa Francisco pide a Dios que «donde haya exclusión, florezca la fraternidad» y que todos seamos «constructores de tu Reino», junto a «todos los habitantes de las periferias».

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