Con ocasión del Día de la Madre en Costa Rica, que se celebra el sábado 15 agosto, el Obispo de Ciudad Quesada, Mons. José Manuel Garita Herrera, felicitó a todas las mujeres que recibieron como regalo de Dios el donde la maternidad.

“A pocos días de celebrar el Día de la Madre en Costa Rica, envío mi bendición y felicitación a todas las mujeres que han recibido el don de la maternidad como disposición de apertura a la vida”, escribió el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECR) en su columna “Fermento” del 11 de agosto.

El Obispo dijo que “es importante que meditemos alrededor de esta celebración en cuanto regalo que viene de Dios”, sobre todo en “una sociedad que cada vez quiere dar menos importancia a lo trascendental y quiere borrar aquello que es sagrado en el ser humano”.

Mons. Garita recordó que el pasado 27 de julio Costa Rica celebró el Día Nacional de la “Vida antes de Nacer”, establecido en 1999 mediante el Decreto Ejecutivo N°20043-S.

“Esta vocación e idiosincrasia en Costa Rica, respetuosa de la vida antes de nacer, y defensora de la vida como sagrado derecho, debe en estos días afianzarse con muchas más razón en beneficio de la sociedad y de nuestro futuro”, comentó al respecto.

En su mensaje, el Obispo de Ciudad Quesada pidió que no se permita que en esta “sociedad líquida, los antivalores y las corrientes ideológicas quiten del camino este rol tan importante en las mujeres llamadas a ser madres”.

“Sabemos también que muchas mujeres, queriendo tener hijos, en muchas ocasiones no pueden. Sabemos que muchos matrimonios sufren por esta causa. Sepan que Dios y la Iglesia les acompañan”, dijo, y resaltó la existencia de “caminos de apertura a la vida como la adopción”.

“Este valor del amor incondicional y gratuito es también un don de Dios”, acotó.

Finalmente, Mons. Garita espera que Costa Rica “afiance y fortalezca su vocación a la vida” y que “dejemos de lado esas corrientes que promueven la cultura de la muerte, el aborto y las técnicas de concepción que atenten contra la vida”.

“Pidamos a María, Madre del amor perfecto, que nos ha sido dada como Madre en la cruz, para que acoja todo aquello que tenemos en el corazón, que nos permita decir sí a la vida y seguir celebrando el don de la maternidad y de la paternidad, como fruto del amor de Dios hacia nosotros sus hijos”, concluyó.

CCJ NOTICIAS

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